La hija, pequeña (2 años), juega. El padre la observa sin que ella, concentrada en el juego «pedagógico» (esas latas), tenga la más mínima noción de estar siendo observada con silencioso amor. De pronto, ella, en movimiento, cae y se golpea fuertemente la cabeza contra el suelo. La casa se sacude en el alma del padre, quien permanece sin embargo
silencioso y asombrado: la niña, sin un quejido, continúa el juego. Pero de pronto ella siente por humedad ambiental la piedad del padre, lo mira y la ve. Entonces irrumpe en quejumbroso llanto, corre a los brazos de él, «¡me duele, papá!». Escena conocida y sin embargo misteriosa. Alguna gente tontita piensa: «Está haciendo teatro porque la vi». Gente superficial y egocéntrica.
El golpe físico y afectivo, afectivo y físico, es lo mismo, no causa el sentimiento del dolor. Éste es sucesor de aquél. No por lentitud del sistema nervioso que tardaría un «segundo» entre el golpe y su recepción cerebral, luego lacrimal. No. El asunto -diría Kundera- esta «en otra parte» («La vie est ailleurs»). Sigue ahora mi discutible pero vivido y reflexionado concepto sobre esto. Léaselo con suma atención. Restregaos los ojos de vuestra genialidad.
El sentimiento del dolor proviene no del golpe recibido sino del esfuerzo por reconstituir el proyecto que el golpe ha interrumpido.
Releed.
No hay dolor sin proyecto. Pero, proyectamos: ¿pan para mañana? Somos interrumpidos por un golpe exterior y/o interior. La memoria del metalenguaje nos señala el esfuerzo ya adolorido de la hija corriendo hacia el futuro: el padre apiadado. Y, roja, caliente, ella llora.
Cosa parecida podría ser dicha sobre hijo y madre, por cierto. Sí, esta precisión era inútil. No la borro. No todo es utilidad. Salvo quizás para el competitivo Partido Neoliberal (PN).
Fui breve. Entreveo desde aquí ese tema que interesaba a don Pedro, ahora tan reflexivo e inquieto: buena crisis. Me refiero a «El dolor del miembro fantasma». Tema esencial que permite ir más lejos que el concepto aquí ya expresado. Me parece que ese concepto no debe ser aprendido de «memoria». Sí meditado en siesta de la poesía. Como ahora mi mujer. Se siente amada porque me sabe con ella y con Uds.: nosotros. La temperatura del alma es comunicativa. Como el dolor. Y como su sobreviniente alegría: ésta, mía, ya la ven. Sigamos juntos. Traigamos más voces. Inventemos una comunicación que esté más a la altura de nuestra potencialidad amorosa.
Y ya, viejo veinteañero, voy a tu blog. ¿Pero con derecho a un descanso previo?
Advierto que el concepto dado sobre «El Dolor» y mis propios comentarios narcisistas sobre él revelan mi intrínseca fatuidad general, en cuyas redes sólo cae desde luego Dios, mi compinche.
Introducción al lejano e hipotético «El dolor del miembro fantasma» es ésta, mejicana, cuates:
«El dolor que siente el perro cuando le cortan el rabo es como el dolor del rabo cuando le cortan al perro».
Os amo.
102 comentarios
Comments feed for this article
noviembre 5, 2006 a 2:05 am
Luis Robert V.
Pirilacho se siente identificado…VIVA EL DOLOR
noviembre 5, 2006 a 2:05 am
Luis Robert V.
Arturo:
Sus palabras son desconcertantes. No es que no sea de la concertación, sino que dejan mi rostro lívido y estupefacto. No se si miente o dice la verdad. Su actitud es rara, no eunuca, sino extravagante. Esa extravagancia hace al genio. Por favor duerma un poco más en las noches…no cambia su reloj interno…larga vida a usted.
noviembre 5, 2006 a 2:06 am
Administrador
Recibo ideas y sugerencias en mailblogadmin@gmail.com. Favor, no suscribir este correo a esas páginas.
noviembre 5, 2006 a 2:06 am
Jaime Ubilla Zuñiga
Interesante perspectiva del dolor nos da Don Arturo.
La intensidad del dolor sería proporcional al grado de esfuerzo ha realizar para retomar el proyecto interrumpido.
Considero que esta visión va más allá del dolor físico propiamente tal. También entra en juego la expectativa en la seguridad de poder retomar el proyecto dentro de un plazo determinado.
“El dolor del miembro fantasma” puede explicarse desde esta perspectiva?
noviembre 5, 2006 a 2:07 am
Jaime Ubilla Zuñiga
Ahora estamos con hora chilena.
Bien señor administrador.
noviembre 5, 2006 a 2:07 am
Administrador
Don Jaime:
Aún así para Dios el tiempo es el mismo
noviembre 5, 2006 a 2:07 am
Administrador
Don Jaime:
Aún así para Dios el tiempo es el mismo A trabajar!!!
noviembre 5, 2006 a 2:08 am
Arturo Montes Larraín
No soy el Padre Gatica. Nada se pierde. Y compadezco a nuestro administrador, trabajando (el flojo) para la reconstitución de la escena. Es historiador, arqueólogo, poeta de esqueletos. Yo ya no. Soy aventurero no sin límites porosos del momento. “El avaro” de Molière me da finalmente apenada risa. Una de las frases que me escandalizan en el Evangelio, atribuída a Cristo, es: “Allí donde tengas puesto tu tesoro, allí está tu corazón”. Siempre pensé: texto falso, incoherente con el resto, calvinismo precoz.
Ya veremos si nuestro querido administrador reconstituye la escena. Yo le pediría que pusiese las cosas en su orden y no, como en EM, al revés. Así, “La metafísica de la Tierra” antes y no después que “El Dolor”, etc. Capítulo I antes que Capítulo II, etc., ¿o no?
Don Pedro, cuya sensibilidad inteligente se sintetiza, por pudor, demasiado, ha escrito hoy un texto hasta ahora “perdido” que me llena el corazón. Este hombre tiene mucho que darnos. Pero se cuida con aguda ironía contra sí mismo. Nada le critico. Sólo pido para mí y nosotros más textos como aquél 1º, “perdido”, de hoy. En definitiva, a pesar de todo, Rousseau (”soberanía popular”) es más importante que Montesquieu o Voltaire (”soberanía nacional”).
noviembre 5, 2006 a 2:08 am
Alejandro Vial Latorre
Si bien se dice que “el único dolor soportable es el dolor ajeno”, el texto del profesor Montes deja entrever una forma de dolor diferente del dolor físico directo y es el dolor “compartido”, aquel dolor que sentimos cuando nuestros seres queridos sufren, ese dolor que se nos instala en el alma cuando presenciamos el sufrimiento ajeno y no encontramos palabras o acciones para remediarlo.
En el caso del dolor de la niña, unas caricias o unas palabras amables de parte del padre, aliviarán rápidamente la pena y el dolor pasará en poco tiempo.
Sin embargo, ¿qué ocurre con el dolor que nos desgarra el alma frente a la partida de un ser querido, a una enfermedad grave o terminal o frente a la injusticia?
El dolor físico es mucho más llevadero que los dolores del alma. La muerte, la enfermedad, el maltrato, la separación forzosa, el exilio…
Para superar esos dolores que afectan al espíritu se requiere, a veces mucho tiempo, mucha fortaleza, mucho apoyo.
Difícil es lidiar con el dolor… y, si no podemos superarlo, lentamente nos va corroyendo y puede terminar matándonos en vida.
Las personas de fe recomiendan hacer uso de la oración para ayudar a sobrellevarlo. Sólo una gran entereza puede permitirnos salir adelante.
noviembre 5, 2006 a 2:08 am
Arturo Montes Larraín
Y el sentimiento de la felicidad, esporádico como debe ser pues en la vida “todo cambia”, ¿no provendría él de cierto olvido ante el presente y en el presente? ¿No provendría de verte sin ya advertir que de verte ya olvidé que estoy viéndote, Sol Poniente para Amaneciente Incertidumbre: tú? ¿Pero cómo decretar el abandono a tales olvidos? Los decretos de olvido o de amnistía traen guardados en el disco durísimo de su memoria el virus vivo por ellos supuestamente abolido pero timbrado. ¿La venganza es un plato que se come frío? Congelado muere sin perdón el vengador. ¡Y es tan fácil apaciguarse! ¿El dolor? Da risa el dolor, que lo alivia. ¿El sufrimiento? Es poesía transitoria del mar nocturno, hasta mañana.
noviembre 5, 2006 a 11:30 am
Pedro Ceresuela Barrau
¡ Organicemosnos ! . En definitiva , en que
columna se sigue charlando sobre el dolor .
Unas por aquí otras por allá …
noviembre 5, 2006 a 11:41 am
Pedro Ceresuela Barrau
¿ El dolor del perro ? . Que me dicen de la
» pata » del conejo como símbolo de la buena suerte . Seamos consecuentes con dicho animal :
Tenía cuatro y de qué le sirvieron .
noviembre 5, 2006 a 12:03 pm
Pedro Ceresuela Barrau
Se nota que el Sr. Moderador por lo menos leyó la » teoría de los numeros » del magnánimo
» Profesor » . Cuesta descifrar su baile :
mezcla de hip-hop con jazz y pinceladas de
hard-rock . ¿ Alguién anda perdido ? .
noviembre 5, 2006 a 1:14 pm
Jaime Ubilla Zúñiga
Creo que para Dios no existe el tiempo. No necesita reloj. El es eterno.
Nosotros si necesitamos organizar nuestro tiempo ya que este es finito.
Algo extraño pasa con la hora de este blog. Anoche vi que estaba bien. Sin embargo mis últimos posteos de ayer tarde aparecen ahora como que fueron hechos hoy en la madrugada. No fue así. No entiendo.
noviembre 5, 2006 a 1:51 pm
Luis Robert V.
Don Pedro:
Le pedí y fui discriminado. No llegó. Leí otra teoría llamada «Gran filosofía de ensayo y error»
noviembre 5, 2006 a 1:55 pm
Administrador
Don Jaime Ubilla:
Perdone usted a este humilde trabajador sin estipendio que yerra. El mismo error de «Metafísica de la tierra» sucedió en «El dolor». Este administrador ineficiente no estaba al tanto de la gran importancia del tiempo. Si usted prefiere puede indicarme la hora aproximada y será reemplazada. Ofrezco mis disculpas.
noviembre 5, 2006 a 3:21 pm
Jaime Ubilla Zúñiga
Sr. Administrador, humilde trabajador, todos nos equivocamos, no se aflija. Lo importante es querer hacer las cosas bien, y Ud. lo ha demostrado de sobra.
Lo que pasa es que yo tiendo a fijarme en cosas que para muchos pasan inadvertidas, y siempre quiero explicármelas.
noviembre 5, 2006 a 3:38 pm
Administrador
Reciba usted don Jaime mi admiración: la admiración es parte del amor.
noviembre 5, 2006 a 8:12 pm
Arturo Vargas Alvizú
Don Arturo, usted me ha hecho recordar lo que siento diariamente, actuando como un niño que me quitan un juguete, me rebelo y sufro. Efectivamente sufro por todo lo que no está en mi proyecto, pero el sufrimiento no es real, sino obra de mi mente (De Mello), sería mi rebelión a aceptar el dolor. «El esfuerzo por reconstituir lo perdido» provoca el sufrimiento, el acto de rebelión a la realidad. Para los cristianos, Dios se comunica con nosotros usando el megáfono del dolor (Lewis) y al parecer la única receta posible es aceptar sin rebeliones el dolor, es la que practicó (el maestro de la fé) Abraham. Si éste se hubiera rebelado, y sufrido, habría matado a su hijo amado. Experimentó el dolor, pero lo aceptó, no sufrió, y obedeció salvando a su hijo.
Creo que toda la genialidad de C. S. Lewis está en su «pequeño» libro «El problema del dolor» que, gracias a lo que usted ha escrito, he vuelto a releer.
noviembre 6, 2006 a 12:15 pm
Roberto Greenhill
No podia ser de otra manera, por fin rncontré los comentarios, no me cuadraba para nada la cantidad de comentarios con la real tertulia de don Arturo. Hay blog para rato.
no tengo password
Atentos saludos
noviembre 6, 2006 a 3:52 pm
Juan Godoy Quiñones
A propósito de «organicémosnos».
En una fiesta con Sshiquilla del Golf que tenía la gran gracia de que a cada apagón de las luces todos gritaban «a revolverse a revolverse» y cada cual se tiraba a quien tenía a mano. De repente se escucha a gritos: «Organicémosnos, organicémosnos, me han tirado como 10 veces y yo no he agarrado ni una»
noviembre 6, 2006 a 4:03 pm
Leona Cala Lynch
Quiera toamrme la libertad de poder escribir esta pequeña carta de amor. (prometo que luego posteare respecto al tema).
Me gustaria amarte esperando la micro, en la soledad de la madrugada, con los labios tibios y rojos y tu aliento entibiando mi rostro. Con nuestra cama pequeña ocupando toda la pieza y nuestros cuerpos en un solo desnudo bajo las sabanas, tan desnudos como el cigarro que nos acompaña…
Porque lo importante amor, lo que vale, esta escondido.
El sentido de las cosas esta mas alla de lo que vemos. La mirada del amor no ve formas, no ve pobreza, no ve lugares, ni ve moralidades; Ve amor, amor eterno en todas las cosas.
Leona.
noviembre 6, 2006 a 4:35 pm
Leonardo Godoy Echeverría
Leona…ahí voy…a tu encuentro.
noviembre 6, 2006 a 5:45 pm
Jaime Ubilla Zúñiga
Amorosa Leona y ardiente León, que sean muy felices.
Es mi sincero deseo, desde lo más profundo de mi ser.
Ayyyy…. el amor,…..el amor,….
noviembre 6, 2006 a 7:44 pm
Juan Godoy Quiñones
Leona Cala Lynch:
Su poema extraordinariamente expresivo. Para quiene hemos disfrutados esos momentos.
Gracias.
noviembre 6, 2006 a 7:45 pm
Juan Godoy Quiñones
Leona Cala Lynch:
Su poema es una hermosa pintura de amor. Para quiene hemos disfrutados esos momentos.
Gracias.
noviembre 6, 2006 a 8:54 pm
Roberto Greenhill
Doña Cala:
Super expresiva su carta.
que lata yo no fumo.
noviembre 6, 2006 a 8:56 pm
Roberto Greenhill
Doña Leona: excuse me
Super expresiva su carta.
Que lata yo no fumo.
noviembre 6, 2006 a 10:01 pm
Rogelio Blanco Traverso
¿Podemos vivir sin dolor?
¿Es posible una existencia sin sufrimiento?
¿Podemos crecer interiormente, sin dolor?
No lo creo, pero lo que sí podemos es evitarnos muchos de los dolores que tenemos.
No existe medida para el dolor ni para la felicidad, pero, ¿el dolor se contrapone a la felicidad? ¿Habrá momentos en que somos 100% dolientes y otros en que somos 100% felices?Habrá un instante en que esto ocurra en nuestras vidas, en un espacio interno.
Quizás, en el espacio que hay entre dos pensamientos.
El dolor y la felicidad no se contraponen entre sí, cohabitan en nosotros. Son una fuerza que puede sacar lo mejor y lo peor del alma. O pueden templarnos cuando creemos que la proyección de nuestras vidas va más allá de lo físico, y aceptamos humildemente cada episodio del uno y del otro, tratando de interpretar que nos dice cada experiencia.
El dolor del alma se produce por el apego a aquello inmaterial que se nos quita, sea esto un amor, una patria o un sueño.
El dolor tiene cura en la aceptación. El dolor tiene cura en la muerte, pero mucho más en la vida.
El dolor tiene cura en la compasión, en la entrega a los demás, en el amor.
noviembre 7, 2006 a 2:53 pm
Jaime Ubilla Zúñiga
Bueno, alguien que realmente aporta.
Bien Rogelio, siempre destacando.
noviembre 7, 2006 a 5:14 pm
Rogelio Blanco Traverso
Hola Jaime:
Que gusto saludarte. Parece que varios nos vamos a seguir viendo por aquí. Hay más calma.
Un abrazo
noviembre 8, 2006 a 12:30 am
Arturo Montes Larraín
Rogelio: gracias, en nombre -creo- de mucho(a)s. Ud. -no sólo Ud., supongo, dudando sobre mí- tiene un gran corazón. Es un don. Del cual sería responsable hasta más allá que el último instante de la «vida».
noviembre 8, 2006 a 2:44 am
leona Cala Lynch
Bendito sea el dolor. —Amado sea el dolor. —Santificado sea el dolor… ¡Glorificado sea el dolor!
–José María Escrivá–
(Los dichos escritos en los Posteos no reflejan, necesariamente, el sentimiento de este blog y sus «Blogistas»).
noviembre 8, 2006 a 2:49 am
Leona Cala Lynch
Me salio la L de Leona en minúscula en el anterior posteo, por favor don Arturo no crea que en su blog alguien esta plagiando, se me olvido colocarlo con mayúscula. Un error perdonable a una mujer con insomnio. Gracias.
Leona.
noviembre 8, 2006 a 4:26 am
Arturo Montes Larraín
No es que Helenita, mi nieta, oculte su preciosa boca con la mano. Es que mostrando la perfecta mano, heredada de la madre de mi hijo mayor, residuo del exilio, ella os permita imaginar su perfecta boca, el corazón de sus labios rosados en preparación para el beso del amor, es la dentadura de su sutil marfil en la sonrisa del piano, es la lengua lánguida aún tímida por la saliva de lágrimas apenas esterales que ya comienzan a despertar por distracción hacia la tierra de su cuerpo en vellos, es la limitación avergonzada de su conciencia adolescente, quizás doliente, de la finitud. Eso dicen su mano, su dedo, su ensueño virginal de pronta abuela.
noviembre 8, 2006 a 4:42 am
Arturo Montes Larraín
Sonrientes por la boca figuran acumuladas como en biblioteca primitiva las cabezas desencarnadas y ya puramente óseas de anteriores seres amantes ordenados contra las catacumbas romanas o contra un renovable Lonquén: Chiledeportes.
noviembre 8, 2006 a 5:20 am
Arturo Montes Larraín
Louis XIX (19):
Mi actitud, «verdad o mentira», ¡insolente!, sería EXTRAVAGANTE. Pongámosle. ¿Y qué? Examina la palabra. No me desagrada, yo vagabundo del alma, amo vagar y extravagar. Pero, es pregunta, sólo te indago, vago, relee esa mayúcula palabra: ¿no estarías tú siendo extraviado debido a extravagancias para ganancias tuyas, quien, quizás desviado, reenvías al lote la pías vías que desde nervios envidiosos das, sin piedad hacias las diosas, por envíos en esta Via Appia Antiqua: tu Quo Vadis?
Arturo.
noviembre 8, 2006 a 1:15 pm
Luis Robert V.
Arturo I: (m.d):
¿No cree que mi -insolencia- sería una extravagancia incipiente y quejumbrosa a imagen y semejanza suya?. La examino: encaja por todos lados con usted. Mis ganancias no son estipendiarias, no digo nada….ya lo he dicho….¿Desviado?…Lo creo. ¿Envidia?…¡Amor al prójimo!.
noviembre 14, 2006 a 1:01 pm
Arturo Montes Larraín
Retengo esa frase entre los comentarios anteriores: «Dios no necesita reloj». Así creo. Pero no lo se. No CONOZCO a Dios. Si lo conociese, le sería superior. Y, dado que creo en Él, no puedo lógicammente creer que lo conozca. Y quizás Dios tenga un Cartier de oro en la muñeca izquierda.
Sin ser ni creerme Dios, aunque quién sabe, ¿sabe Dios que él es Dios?, no se, el hecho es que yo tampoco uso ni necesito reloj. Veo la hora exacta, dictada para cada longitud planetaria desde Londres, por instinto. No requiero despertador. Si al dormirme pienso que debo levantarme a las 6 AM., a esa hora despierto, porque el sueño, sin darse cuenta, anda dando la hora. Sin perjuicio de intervalos quizás prostáticos que no me inquietan para nada. Pero, eso sí, al despertar, ¡no se me hable! Sana es una transición entre la muerte y la resurreción. Nadie sabe cómo se queda dormido. Pero todo el mundo sabe cómo resucita (en francés, traducido: «resuscita», en decir, suscita otra vez).
Fue éste comentario para subir el rating del espejo. AML.
May 3, 2007 a 4:03 pm
Arturo Montes Larraín
Víctor:
a pesar que en la 1ª página de hoy se anuncia algo tuyo en este espacio relativo a «El dolor», nada nuevo he encontrado.
May 3, 2007 a 4:06 pm
Arturo Montes Larraín
Apareció y recién desapareció. ¿Tomadura de pelo? Vale.
julio 14, 2007 a 1:55 am
arturo montes larraín
de por que fui amante de shopenhauer
——————————————————————————–
Windows Live Messenger, la nueva generación de tu MSN. ¡Haz click aquí!
julio 14, 2007 a 2:00 am
arturo montes larraín
OptionsDisableSearch Enhance your site
Home
Encontrarse.
JUJE
Verba volant, Scripta manentFeed on Posts Comments De Shopenhauer.
May 21st, 2007 by juje
EXISTENCIA DEL DOLOR Y DEL BIENESTAR
Schopenhauer califica de absurdos los sistemas metafísicos que consideran el mal como algo negativo, en el sentido de que no existe por sí mismo, sino más bien como la ausencia de algo. Así tenemos que el bien tendría algo de existencia positiva, mientras que el mal tendría algo de existencia negativa; es decir que el mal sólo existe en tanto que es ausencia de bien.
Por ejemplo: todos hemos experimentado alguna vez la enfermedad -digamos una gripe- y los dolores que la acompañan. Mientras que los sistemas que Schopenhauer considera absurdos sostienen que la enfermedad sólo existe como carencia de salud, y que la salud es lo que realmente existe, él sostiene que la cosa es al revés: lo que realmente existe es la enfermedad, el dolor. Ese es nuestro verdadero estado, la salud solamente es un breve período de supresión de la enfermedad. Así la enfermedad siempre se impondrá a la salud, que tan sólo es un fugaz momento de sosiego. Entonces parecería que todo bien o satisfacción es lo verdaderamente negativo, ya que consisten en suprimir un deseo o en poner fin a una pena, que es lo que tiene una existencia positiva.
Del mismo modo, igual que con la salud y la enfermedad, si nuestra vida, nuestra existencia cotidiana, transcurre apacible y sin mayor complicación, nos pasa cómodamente desapercibida; pero si nos ocurre algo doloroso o desagradable, lo percibimos claramente.
“Así como un arroyo corre sin remolinos mientras no encuentra obstáculo alguno, de igual modo en la naturaleza humana, como en la naturaleza animal, la vida se desliza inconsciente y distraída cuando nada se opone a la voluntad. Si la atención está despierta, es que se han puesto trabas a la voluntad y se ha producido algún choque. Todo lo que se alza frente a nuestra voluntad, todo lo que atraviesa o se le resiste, es decir, todo lo que hay desagradable o doloroso, lo sentimos enseguida con suma claridad”
Schopenhauer piensa que esto se pone de manifiesto a la menor provocación, aun en los momentos más sencillos de la experiencia, y por esto lo considera como una verdad aplastante. Por ejemplo, que no advirtamos nuestra salud general y sin embargo podemos percibir con punzante lucidez el lugar preciso donde nos apretan los zapatos; o que no disfrutemos la prosperidad de un negocio, y que por el contrario, una minúscula complicación en él nos quite el sueño, son hechos que demuestran, según Schopenhauer, que sólo el dolor es positivo y que el bienestar es negativo. Por consiguiente, ninguna dicha puede ser duradera.
“Sentimos el dolor, pero no la ausencia de dolor; sentimos el cuidado pero no la falta de cuidados; el temor, pero no la seguridad. Sentimos el deseo y el anhelo, como sentimos el hambre y la sed; pero apenas se ven colmados, todo se acabó, como una vez que se traga el bocado cesa de existir para nuestra sensación No nos percatamos de los días felices de nuestra vida pasada hasta que los han sustituido días de dolor… A medida que crecen nuestros goces, nos hacemos más insensibles a ellos: el hábito ya no es placer. Por eso mismo crece nuestra facultad de sufrir: todo hábito suprimido causa una sensación penosa. Las horas transcurren tanto más veloces cuanto más agradables son, tanto más lentas cuanto más tristes, porque no es el goce lo positivo, sino el dolor, y por eso deja sentir la presencia de éste”
“Si queréis en un abrir y cerrar de ojos ilustraros acerca de este asunto, y saber si el placer puede más que la pena o solamente si son iguales, comparad la impresión del animal que devora a otro con la impresión del que es devorado.”
DOLORES DEL MUNDO. EL MAL ES ESENCIAL A LA VIDA
Así tenemos que si el dolor es lo positivo, y no puede existir satisfacción duradera, el sufrimiento no puede ser eliminado de la vida humana, o por lo menos no radicalmente.
“Si nuestra existencia no tiene por fin inmediato el dolor, puede afirmarse que no tiene ninguna razón de ser en el mundo.” El dolor es inherente a la vida humana. El dolor no es accidental a la vida, es su finalidad.
“Puesto que toda felicidad y todo placer son de carácter negativo, mientras que el dolor es positivo, resulta que la vida no tiene la función de ser disfrutada, sino que nos es infligida, hemos de padecerla; por eso degere vitam, vita defungi, scampa cosí [vive la vida, la vida se termina, escapa a los peligros]”
.
“En todo tiempo necesita cada cual cierta cantidad de cuidados, de dolores o de miseria como necesita lastre el buque para sostenerse a plomo y navegar derecho.”
La lucha por extirpar el dolor del mundo no sólo es vana sino absurda. El sufrimiento no se puede erradicar, ya que su causa es la misma constitución de la humanidad. A lo más podemos luchar contra el sufrimiento y vencer la forma en la que se nos presenta; pero el sufrimiento, el dolor, tiene disfraces infinitos, y al instante se nos presentará de otra manera.
“Los esfuerzos incesantes para desterrar el dolor no consiguen otra cosa que variar su figura: ésta es primordialmente carencia, necesidad, cuidados por la conservación de la vida. Al que tiene la fortuna de haber resuelto este problema, lo que pocas veces sucede, le sale de nuevo el dolor al paso en mil otras formas, distintas, según la edad y las circunstancias, como pasiones sexuales, amores desgraciados, envidia, celos, odios, terrores. Ambición, codicia enfermedades, etcétera. Y cuando no puede revestir otra forma toma el ropaje gris y tristón del fastidio y el aburrimiento, contra el cual tantas cosas se han inventado. Y aunque se consiguiese alejar éste, difícil sería que no volviese en cualquiera de las otras formas para empezar otra vez su ronda; pues entre el dolor y aburrimiento se pasa la vida.”
La mayoría de los males nos afligen porque los consideramos contingentes; los males como la muerte y la vejez suelen no afligirnos tanto porque sabemos que necesariamente hemos de padecerlos, mientras que casi todos los demás los consideramos causados por circunstancias muy particulares. El pensar que existe la posibilidad de librarnos de los males, o que si las cosas hubieran sido de otra forma no hubiéramos padecido determinado efecto doloroso, es justamente lo que nos crea la falsa ilusión de que pudimos no haber sufrido, lo cual eleva nuestra aflicción.
“Pero si llegáramos a convencernos de que el dolor, como tal es esencial a la vida y la forma en que se presenta lo único accidental y dependiente del acaso, de que nuestra vida presente ocupa un lugar en el que sin cesar pronto sería reemplazada por otra, alejada ahora del mismo, y que por consiguiente, el destino poco nos puede quitar; tal reflexión, en caso de convertirse en viva persuasión, podría suministrarnos una buena dosis de ecuanimidad estoica, disminuyendo en gran parte nuestros angustiosos temores egoístas. Pero de hecho, tal poderoso dominio de la razón sobre los dolores que sentimos de un modo inmediato, pocas veces o nunca se encuentra.”
A pesar de esto no hay que olvidar que, sin importar las circunstancias externas, la personalidad, la suerte o los bienes materiales que se posean, nadie se podrá sustraer, nunca, del dolor de vivir. El dolor es intrínseco a la vida, no le es accidental. Así no nos queda más que pensar, “que lo mejor de la existencia es su brevedad, de la que tan a menudo nos lamentamos.”
“Pero la mayor parte de las veces nos negamos a aceptar esta idea, como nos negaríamos a beber una medicina amarga, esta idea de que el dolor es esencial a la vida y no proviene del exterior, sino que cada uno de nosotros lo llevamos dentro de nosotros mismos, como un manantial que no se agota. Siempre buscamos una causa o un pretexto exterior del dolor que no se separa de nosotros; somos como el hombre libre que se crea un ídolo para tener un amo. Pues infatigablemente volamos de deseo en deseo, y aunque ninguna realización, por mucho que prometa, pueda satisfacernos y no ser más que un vergonzoso error, nos empeñamos, no obstante, en no comprender que estamos haciendo el trabajo de las Danaides y corremos incesantemente hacia nuevos deseos.”
Y así continuamos hasta el infinito, siempre persiguiendo un nuevo deseo, hasta que encontramos uno que no podemos satisfacer y al cual tampoco podemos renunciar. Un deseo al que podemos culpar de ser la causa de nuestro sufrimiento, en vez de acusar a nuestra propia constitución. Este deseo particular nos hace enemigos de nuestra suerte, pero definitivamente nos reconcilia con la vida porque nos hace creer que el sufrimiento no es inherente a ésta, y nos aleja de la idea de que toda alegría o felicidad duradera es imposible. Aunque este proceso nos orienta ciertamente hacia la melancolía, ya que el hombre carga sobre sus espaldas un gran único dolor, que es este deseo al cual tiende sin poder satisfacerlo ni olvidarlo, y que nos hace ignorar alegrías y aflicciones menores.
Schopenhauer considera mucho más digna esta actitud que la del veleidoso que se precipita, desesperadamente, ante cualquier deseo, en una “carrera incesante en pos de fantasmas que varían continuamente” , como una embarcación errática que navega sólo por donde el viento la lleva y que nunca podrá encontrar sosiego alguno. “Así es el curso de la vida humana: como regla el hombre, cegado por la esperanza, danza precipitándose en los brazos de la muerte.”
ORIGEN DE LA TRISTEZA Y LA ALEGRÍA
En la misma línea, Schopenhauer sostiene que en todos y cada uno de nosotros, está determinada de antemano la cantidad de dolor que hemos de soportar. Esta medida es invariable, aunque la forma del dolor pueda cambiar. La buena o mala fortuna que tenga un individuo, no le vendrá del exterior, sino que procederá de su propio interior, modificándose por su disposición física según sus distintas edades y sus diferentes circunstancias; pero en general será la misma siempre, sin dejar de estar en relación directa con su temperamento y con el grado de sensibilidad, ligera o fuerte, que posea.
El sentimiento siempre está determinado a priori. La alegría o la tristeza nunca son producto de circunstancias exteriores, como lo serían la riqueza o la posición social. Esto se demuestra fácilmente en el hecho de que encontramos caras alegres tanto entre ricos como entre pobres, al igual que encontramos caras largas sin importar posición social o económica. .
El grado de alegría o de tristeza que un individuo padezca, se debe atribuir, no a cambios exteriores, sino más bien, al estado interior del hombre o a su disposición física.
Schopenhauer considera la alegría es un fin en sí misma. Siempre que estemos alegres, dice, no debemos reflexionar sobre si tenemos o no motivo para estarlo: estar alegre es motivo suficiente. La alegría siempre se debe preferir sobre cualquier otro bien; pero sin salud es difícil que la alegría se dé, así Schopenhauer recomienda buscar la salud.
En el caso de la alegría, cuando la satisfacción va creciendo hasta convertirse en ésta, vemos que el cambio de satisfacción a alegría se da comúnmente sin necesitar de ningún motivo exterior. Sin embargo, nuestro dolor, muchas veces si es provocado por algún accidente exterior, siendo esto la principal causa de nuestra aflicción, ya que consideramos que de no haberse dado tal circunstancia particular, o si pudiéramos eliminar ese suceso, experimentaríamos gran alivio o nunca hubiéramos padecido tal dolor.
El motivo exterior, la causa circunstancial de nuestra tristeza, no es más que un catalizador o un detonador que concentra el dolor correspondiente a nuestra naturaleza en torno a un suceso determinado, en lugar de que éste se manifieste bajo miles de formas pueriles. Así no le damos importancia a las muchas carencias que nos aquejan, sino sólo a una que nos roba toda la atención. Siempre hay una inquietud dominante que es la que nos agobia, y una vez que ésta es colmada o superada, llega a ocupar su puesto rector una que antes nos pasaba inadvertida.
Por otro lado, la alegría excesiva si es producto de factores externos inciertos -equívocos, fugitivos, aleatorios- corresponde a la dicha que acompaña al conseguir algo, considerado por nosotros mismos, fuera de lo común; por ejemplo, sacarse la lotería. El dolor, que en cambio es esencial a la vida, depende de factores ajenos al individuo, y tarde o temprano se manifestará a propósito de la desaparición de la gran alegría que le precedía.
Schopenhauer compara la gran alegría “a una montaña escarpada a la cual no se debe subir porque no hay modo de bajarla más que dejándose caer desde su cima (…).”
“Las alegrías excesivas y los más vivos dolores se suelen encontrar en una misma persona, pues aquéllas y éstos se condicionan recíprocamente y tienen por condición común una gran vivacidad de espíritu.”
Por esta razón, él recomienda tratar de evitar siempre todo extremo, y nunca perder de vista los altibajos en la cadena de sucesos, para mantenernos en ecuanimidad y con ánimo sereno, y de esta forma, no hacer mayores nuestras aflicciones.
LO EFÍMERO DE LA EXISTENCIA. VIVIR ES MORIR
la fugacidad de la vida y en lo efímero de la existencia humana.
“Al tormento de la existencia viene a agregarse también la rapidez del tiempo, que nos apremia, que no nos deja tomar aliento, y que se mantiene en pie detrás de cada uno de nosotros como un capataz de la chusma con el látigo. Sólo se perdona a los que se han entregado al tedio.”
El paso del tiempo se deja sentir de una manera por demás molesta. Parecería que si el tiempo no transcurriera, o por lo menos lo hiciera a un paso más lento, nos traería menos pena. En cuanto hemos satisfecho un deseo cualquiera, dormir o comer por poner algún ejemplo, se nos presenta el aburrimiento, o se nos hace presente alguna otra necesidad. Esto impide que hallemos reposo. Por otro lado, si en cambio, estamos disfrutando de un buen rato, el tiempo nos parecerá volar. Esto nos hace sentir, inevitablemente, que las penas oprimen nuestra existencia la mayor parte del tiempo, mientras que los momentos alegres apenas son breves oasis en las arenas rutinariamente iguales del aburrimiento.
“Nada hay fijo en esta vida fugaz: ¡ni dolor infinito, ni alegría eterna, ni impresión permanente, ni entusiasmo duradero, ni resolución elevada que pueda persistir la vida entera! Todo se disuelve en el torrente de los años. Los minutos, los innumerables átomos de pequeñas cosas, fragmentos de cada una de nuestras acciones, son los gusanos roedores que devastan todo lo grande y atrevido… Nada se toma en serio en la vida humana: el polvo no merece la pena.”
El individuo no vive más que el presente, que huye sin remedio hacia el pasado y que se pierde diluido en el tiempo.
Lo único que nos queda del ayer son las consecuencias de algunos de nuestros actos; fuera de eso, el ayer se encuentra inerte, completamente muerto; por eso deberíamos ser indiferentes al pasado, sin importar que éste fuera alegre o lastimero.
La desesperación ante la calamidad o la tragedia, y el júbilo y la alegría ante la dicha, no duran mucho tiempo. En el momento que se producen los cambios trágicos o dolorosos la emoción es fuerte y se encuentra a flor de piel, lo que hace que se experimente como algo fuera de lo normal, pero esta percepción pasa rápido, llegando a un punto en el que lo que un día se padeció aplastante, se vuelve ahora tan estéril y pálido como cualquier malestar cotidiano. “La desesperación o el júbilo no eran debidos al gozo presente, sino a la perspectiva de un porvenir anticipado.”
Por otro lado, si se considera la vida en relación con el paso del tiempo, vemos que “nuestro existir no consiste sino en un continuo aplazamiento; la vida de nuestro cuerpo supone un continuo aplazamiento del morir y la diligencia de nuestro espíritu constituye un continuo aplazamiento del tedio.”
“Cada vez que respiramos hacemos retroceder la constante acometida de una muerte segura, contra la que luchamos a cada segundo; nuestra batalla con la muerte tiene lugar cada vez que nos alimentamos o conciliamos el sueño. Pues el nacimiento nos ha puesto a su merced y toda nuestra vida sólo es una moratoria respecto de la muerte.”
La existencia del individuo está limitada solamente al momento actual, al presente escurridizo, que en un continuo fluir al pasado, sólo avanza hacia la muerte. Este vivir del hombre, este fluir constante, es un morir insistente.
“A la postre, siempre es menester que triunfe la muerte, porque le pertenecemos por el hecho mismo de nuestro nacimiento, y no hace sino jugar con su presa antes de devorarla. Así es como seguimos el curso de nuestra vida, con extraordinario interés, con mil cuidados y precauciones mil, todo el mayor tiempo posible, como se sopla una pompa de jabón empeñándose en inflarla lo más que se pueda y durante el más largo tiempo, a pesar de la certidumbre de que ha de concluir por estallar.”
Si hacemos abstracción de las consecuencias que nos traen nuestras acciones pasadas, podemos aceptar fácilmente que la vida transcurrida ya no existe, está terminada. No vale la pena preocuparnos por haber sufrido en el pasado o por haber gozado, el pasado está muerto.
“Pero el presente se convierte siempre en sus manos en pasado y el futuro es incierto y siempre de corta duración. Por lo cual, su existencia, si la consideramos sólo desde el punto de vista formal, es un constante caer del presente en el pasado muerto, un constante morir. Pero si consideramos ahora la cosa por el lado físico, es evidente que así como nuestro andar es siempre una caída evitada, la vida de nuestro cuerpo es un morir incesante evitado, una destrucción retardada de nuestro cuerpo; y finalmente la actividad de nuestro espíritu no es sino un hastío evitado.”
LA MUERTE
La muerte es tan natural a la vida como el nacimiento, de hecho ambos, nacimiento y muerte, son recíprocos e inversos.
Todos nuestros actos biológicos: respirar, comer, dormir, etc., nos evitan morir directa o indirectamente. Pero la muerte siempre triunfa sobre nosotros; como se expone en párrafos anteriores, según Schopenhauer le pertenecemos a la muerte por el simple hecho de haber nacido; y tratar de conservar la vida, que se nos escapa sigilosa, sutil y rotunda, como el agua en un arroyo, no es diferente a querer que una burbuja de jabón nunca se reviente.
Si al hombre le perteneciera la vida eterna, al paso del tiempo optaría por preferir la nada, ya que por su propia disposición ésta le llegaría a parecer un tormento monótono, aburrido y absurdo. Del mismo modo, si el hombre cumpliera sus sueños de vivir en un mundo donde tuviera todo lo que necesita, es decir, un mundo que no fuera miserable, lejos de ser feliz, se vería invadido por el tedio, el aburrimiento y el hastío. Y solo en la medida en que en su vida se viera presente de nuevo la carencia, escaparía de la monotonía.
Esto nos hace pensar que la felicidad es contradictoria a la vida humana.
“Pero, si consideramos más de cerca la cuestión vemos, ante todo la existencia de lo que es inorgánico atacada en cada momento y finalmente disgregada por las fuerzas químicas; y la de los seres orgánicos, en cambio, hecha posible sólo por un continuo recambio de la materia que exige un constante aflujo y una continua ayuda del exterior. Por tanto, ya en sí misma, la vida orgánica se asemeja a la barra tenida en equilibrio en la mano, que debe ser siempre movida, y es por ello una continua necesidad, una deficiencia, una carencia sin fin. Sin embargo, la conciencia es posible sólo mediante esta vida orgánica. Por eso, todo esto es la existencia finita como opuesto de la cual se debería pensar en una existencia infinita, en cuanto no expuesta a ataques externos ni menesterosa de ayuda externa y, por ello, como ‘lo que es eternamente idéntico a sí mismo’ en quietud eterna ‘no sometido a generación ni a corrupción’ (Platón, Timeo, 27 d), sin cambio, sin tiempo, sin pluralidad y diversidad (…) Una existencia tal debe ser a la que nos conduce la negación de la voluntad de vivir.”
Es claro que el hombre es el único ser vivo que lleva en sí el concepto de la muerte. Vemos al individuo nacer y morir; lo vemos salir de la nada, sufrir luego por la muerte y volver a la nada de donde salió.
“No conocemos mayor juego de dados que el del nacimiento y de la muerte” En cada momento podemos morir ante las más fortuitas, absurdas e insignificantes circunstancias. La vida es azar. Y a pesar de que siempre estamos seguros de que algún día moriremos, la muerte sólo nos angustia en ciertos momentos en que algún hecho nos la trae a la imaginación. Pero contra la poderosa voz de la Naturaleza, la reflexión puede poco. En el hombre, al igual que en el animal, que no piensa, existe la convicción de ser él mismo la Naturaleza, el mundo mismo, el centro del universo, lo cual impide que la idea de una muerte inevitable le atormente demasiado; gracias a lo cual, se debe que el individuo pueda llevar su vida con tranquilidad, como si ésta nunca terminara. Y tan fuerte es esta idea que se podría asegurar que ningún hombre tiene la convicción completa de su muerte, “pues, de ser así, no habría la diferencia que hay entre el estado de ánimo de un hombre en general y el de un condenado a muerte.”
“Cuando en otoño se observa el pequeño mundo de los insectos y se ve que uno se prepara un lecho para dormir el pesado y largo sueño del invierno, que otro hace su capullo para pasar el invierno en estado de crisálida y renacer un día de primavera con toda su juventud y en toda su perfección, y en fin, que la mayoría de ellos, al tratar de tomar descanso en brazos de la muerte, se contentan con poner cuidadosamente sus huevecillos en lugar favorable para renacer un día rejuvenecidos en un nuevo ser, ¿qué otra cosa es esto sino la doctrina de la inmortalidad enseñada por la naturaleza? Esto quiere darnos a entender que entre el sueño y la muerte no hay diferencias radicales, que ni el uno ni la otra ponen en peligro la existencia. El cuidado con que el insecto prepara su celdilla, su agujero, su nido, así como el alimento para la larva que ha de nacer en la primavera próxima, y hecho esto muere tranquilo, seméjase en todo al cuidado con que un hombre coloca en orden por la noche sus vestidos y dispone su desayuno para la mañana siguiente, y luego se duerme en paz.”
Schopenhauer, inspirado en las diferentes formas de vida que conforman la naturaleza, llega a reflexionar que “nuestra vida debería de ser considerada como un préstamo que nos hace la muerte, y el sueño sería el interés diario pagado por este préstamo.”
Para Schopenhauer, lo que nos causa temor de la muerte no es el dolor que la puede acompañar, ya que el dolor lo soportamos diariamente, además de que la muerte nos libera de él, e inclusive estamos dispuestos a pagar con dolores el precio de seguir vivos. “Muerte y dolor son cosas distintas a nuestros ojos” ; lo que nos causa el temor a la muerte es más bien el aniquilamiento del individuo, y es así que nos rebelamos ante ella.
“Pero también es muy digno de atención, por una parte, que los mismos dolores y males de la vida son fáciles de evitar, y que la misma muerte, en huir de la cual empleamos el esfuerzo de nuestra vida, es de desear y a veces corremos hacia ella gustosos, y por otra parte, que tan pronto como la necesidad y el sufrimiento nos conceden una tregua, estamos tan próximos al tedio que deseamos que pasen las horas rápidas.”
LA VIDA ES UN CONTINUO DESENGAÑO
“Así es el curso de la vida humana: como regla el hombre, cegado por la esperanza, danza precipitándose en los brazos de la muerte.”
La felicidad siempre la vemos en el futuro o en el pasado, nunca en el presente, como los espejismos que se forman en las carreteras; nuestro camino nunca llega a ellos.
Vivimos concentrados en el futuro y dándole poca importancia al presente. Esperando algo mejor y lamentándonos por el pasado. Al final de nuestra vida nos damos cuenta de que hemos dejado pasar nuestra vida.
“Todos hemos nacido en Arcadia, es decir que entramos en el mundo con muchas exigencias de felicidad y goce y conservamos la necia esperanza de realizarlas hasta que el destino nos agarra rudamente y nos muestra que nada es nuestro y que todo es suyo (…) Después viene la experiencia y nos enseña que la felicidad y el placer son puras quimeras que se nos muestran a lo lejos como una imagen engañosa, mientras que el sufrimiento y el dolor son reales, se manifiestan inmediatamente por sí mismos sin necesitar la ilusión o la expectación. Si aprendemos de su enseñanza, dejamos de perseguir la felicidad y el placer y sólo procuramos evitar en lo posible el dolor y el sufrimiento.”
Así que debemos de resignarnos y no esperar de la vida algo que no nos deba de dar. “Trabajo, tormento, pena y miseria: tal es, durante la vida entera el lote de casi todos los hombres.”
.
Schopenhauer sostiene que este mundo es comparable a una cárcel, y “entre los males de un establecimiento penitenciario, no es el menor la sociedad que en él se encuentra.” De lo único que podemos estar seguros es de la incertidumbre que gobierna nuestra existencia; nunca sabemos que peligros nos acechan: enfermedad, pobreza, etc., llegan silenciosos y rotundos. Este mundo de los hombres, continúa Schopenhauer, es el reino del azar y del error: fácil fuente de inspiración para construirnos el más espectacular e infame de los infiernos, ya que en él los hombres son, alternativamente, las almas atormentadas y los diablos inclementes.
La miseria intrínseca al mundo nos hace ver como absurda la hipótesis de que este mundo es creación de un dios perfectísimo. Por otro lado, si pensamos que los males del mundo son responsabilidad de la evidente imperfección humana, considerando así, el mal como algo inherente al hombre y por lo tanto al mundo, tenemos que aceptar que sería absurdo esperar que algún día el mundo fuera mejor.
“Al paso que en la primera hipótesis de la miseria del mundo se trueca en una acusación amarga contra el creador y da margen a sarcasmos, en el segundo caso aparece como una acusación contra nuestro ser y nuestra voluntad misma, muy propia para humillarnos. Nos conduce al pensamiento profundo de que hemos venido al mundo viciados ya, como hijos de padres gastados por el libertinaje, y que si nuestra existencia es tan mísera y tiene la muerte por desenlace, es porque continuamente tenemos que expiar esta falta.”
Schopenhauer en ningún momento disimula su gran “aprobación” a la concepción cristiana del pecado original.
“(…) la abrumadora falta del mundo es lo que trae los grandes e innumerables sufrimientos. del mundo (…) nuestra existencia a nada se parece tanto como a la consecuencia de una falta y de un deseo culpable.”
Definitivamente, una de las pocas ideas del cristianismo con las que concordaba Schopenhauer es la idea del pecado original, en la que se considera nuestra existencia el efecto de una falta, de una caída.
Obviamente, su muy particular visión del mundo chocaba directamente con las ideas de otros filósofos. Uno de estos fue Leibniz el que anterior a Schopenhauer había dicho que este mundo es el mejor de los mundos posibles, idea que a Schopenhauer, evidentemente, le retorcía el hígado, y que atacó rutinariamente durante toda su vida.
“Aun cuando la demostración de Leibnitz fuese verdadera, aun cuando se admitiese que entre los mundos posibles éste es siempre el mejor, aquella demostración no daría aun una teodicea. Porque el creador no sólo ha creado el mundo, sino también la posibilidad misma; por consiguiente, hubiera debido hacer posible un mundo mejor.”
Del mismo modo, siempre estuvo en contra de todas las visiones optimistas del mundo. Para él, la maldad del mundo es algo evidente; de ahí que acusara a los que no concordaban con sus ideas de ciegos, cobardes o idiotas. Schopenhauer sostiene que si el optimista abre sus ojos al mundo y a la vida, y ve en ella todo el sufrimiento que el hombre padece (guerra, enfermedad, prisión, persecución, exterminio, abusos legales, etc.) sin taparse el sol con un dedo, seguramente aceptará la realidad de este mundo que llama “el mejor de los mundos posibles”.(fragmento de Alvarez, Mexico* no me aucerdo el nombre*
De igual forma, también descalifica el argumento del orden cósmico; ya que considera que apelar al orden cósmico para probar que el mundo está ordenado inteligentemente, en un equilibrio, y que por lo tanto el mundo es algo bueno, no es válido, ya que este “ordenamiento” cósmico tan sólo es una condición de posibilidad de existencia del mundo. Así que no porque exista un cosmos, tenemos que aceptar que el mundo y la vida sean maravillosos.
Ahora, que si aceptamos que en el mundo hay cosas buenas o bellas, de ningún modo se sigue que vivir sea bueno: no porque el espectáculo sea bello la vida tiene que serlo.
A Schopenhauer el optimismo le resulta absurdo y hasta ingenuo. La existencia nos muestra claramente que el dolor existe como algo fundamental en ella, en tanto que la existencia es sensibilidad. A mayor sensibilidad mayor dolor. Luego entonces, los seres más afortunados son los de menor grado de sensibilidad. Y si una gran sensibilidad se vuelve, como en el caso del hombre, inteligente, el sufrimiento alcanza su más alto grado.
“Vemos aparecer el dolor al mismo tiempo que la sensibilidad, y crece a medida que ésta se hace inteligente. Vemos el deseo y el sufrimiento andar al mismo paso desarrollarse sin límites, hasta que, al cabo, la vida no ofrece más que un argumento de tragedias o de comedias. Desde entonces, si se es sincero, se estará poco dispuesto a entonar el aleluya de los optimistas.”
“Si se considera la vida bajo el aspecto de su valor objetivo, es dudoso que sea preferible a la nada.” Todos los sufrimientos y dolores que la acompañan nos pueden hacer pensar que lo más recomendable sería que la vida no existiera. Para Schopenhauer nuestra vida puede considerarse “como un episodio que turba inútilmente la beatitud y el sosiego de la nada.”
En este punto, una de las influencias determinantes en Schopenhauer, es el pensamiento de Voltaire; al grado que Schopenhauer adopta y exclama junto con él: “No sé que es la vida eterna, pero esta vida es una broma pesada”.
TOLERANCIA, PACIENCIA, PIEDAD Y AMOR: NECESIDAD Y DEUDA.
“En realidad, la convicción de que el mundo, y por tanto también el hombre, sea algo que propiamente no debería existir, es apropiada para llenarnos de indulgencia recíproca. Porque, ¿qué se puede esperar de seres de esta naturaleza? Desde este punto de vista se podría pensar que, en la conversación, sería más justo decir, en lugar de “señor” (monsieur, sir, etc.), dirigirnos al otro como “compañero de sufrimientos” (socius malorum, compagnon de miséres, my fellow-sufferer, etc.), aunque pueda sonar extraño, esto es lo que mejor se corresponde con la realidad y sitúa a los otros en la perspectiva adecuada, recordándonos la cosa más necesaria de todas: la tolerancia, la paciencia, la piedad y el amor al prójimo, del que cada uno tiene necesidad y del que por ello cada uno es también deudor.”
Precisamente porque el hombre no es un ser acabado, sino más bien un ser desnudo, que no es nada más que voluntad, deseo y necesidad, es por lo que requerimos, al mismo tiempo que estamos obligados a brindar, tolerancia, respeto, etc.
Schopenhauer considera increíble lo insignificante, lo fútil,y volvemos parece a Camus querido Nico, lo melancólica y lo irreflexiva que es la vida de la mayoría de los hombres. La existencia humana, sostiene, no es más que un deseo vago y atormentado, un caminar nebuloso hacía la muerte que tiene por única compañía pensamientos triviales y hechos banales.
“Los hombres se parecen a esos relojes a los cuales se les ha dado cuerda y andan sin saber por qué. Cada vez que se engendra un hombre y se le hace venir al mundo, se da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que se repita una vez más su rancio sonsonete gastado de eterna caja de música, frase por frase, tiempo por tiempo, con variaciones apenas perceptibles.”
La vida de cualquier individuo, si la observamos en su conjunto siempre es trágica. Pero vista en sus detalles es una farsa, ya que los problemas diarios son cómicos. En las decepciones, en el pisoteo cruel de la suerte sobre nuestras ilusiones, en nuestros errores, en la continua caída y en el dolor creciente, que termina con la muerte, es donde encontramos el toque clásico de tragedia.
La existencia, como hemos visto, es incapaz de proporcionarnos la dicha. Felicidad y vida son dos términos contradictorios. La vida no es más que “un dolor constante disfrazado bajo mil formas, y un estado absoluto de desgracia(…)” A lo anterior se suma, que la mayoría de los individuos tratan de ocultar el dolor que experimentan ahora, o que han sufrido en el pasado, porque saben que los demás, al igual que ellos mismos, rara vez sienten verdadero interés o lástima, y, sin embargo, casi siempre sienten satisfacción ante el relato de los dolores ajenos; ya que si ellos los han padecido en el pasado, siente alivio al saber que no son los únicos sobre los que cae desgracia, y si no los han padecido nunca, se siente afortunados de estar fuera del alcance de aquella desgracia, aunque sólo sea por el momento.
“Por eso, lo mejor que hay entre los hombres no se abre paso sino a través de mil penalidades. Toda aspiración noble y cuerda difícilmente halla ocasión de manifestarse, de obrar. De dejarse oír, al paso que lo absurdo y lo falso en el dominio de las ideas, la chabacanería y la vulgaridad en las regiones del arte, la malicia y la astucia en la vida práctica, reinan sin mezcla y casi sin discontinuidad. No hay pensamiento ni obra excelentes que no sean una excepción, un caso imprevisto, extraño, inaudito, eternamente aislado, como un aerolito, producido por otro orden de cosas que el que nos rige. En cuanto a cada uno en particular, la historia de una vida es siempre la historia de un sufrimiento, porque toda carrera recorrida no es más que una serie no interrumpida de reveses y desgracias, que cada cual se esfuerza en ocultar porque sabe que, lejos de inspirar a los demás simpatía o lástima, les colma por eso mismo de satisfacción. ¡Tanto les regocija representarse el fastidio del prójimo, del cual están libres por el momento! Es raro que un hombre, al final de su vida, si es a la vez sincero y reflexivo, desee volver a comenzar el camino y no prefiera infinitamente más la nada absoluta.”
“La vida de la mayor parte de los hombres no es más que una lucha constante por su existencia misma, con la seguridad de perderla al fin.” A pesar de que la vida nos muestra a la menor provocación que la existencia se va volviendo cada vez más dolorosa conforme los días pasan, la mayoría de los hombres desean llegar a viejos; a sabiendas de que por más que el individuo luche por mantenerse con vida, no puede evitar la muerte.
Lo que nos hace procurar conservar la vida no es el amor a ella, sino más bien el temor a la muerte. Y no es la muerte lo que tememos en realidad.
Schopenhauer señala que la única forma de sobrevivir es devorando lo que nos rodea…ja parece tu poesia, parece viaje al centro de mi hipotalamo La supervivencia, que no es otra cosa que el vano intento de no morir, sólo se consigue a través de sufrimientos; sufrimientos que son mayores a mayor inteligencia, y que en el hombre alcanzan su mayor grado.
“Este mundo es campo de matanza, donde seres ansiosos y atormentados no pueden subsistir más que devorándose los unos a los otros; donde animal de rapiña es tumba viva de otros mil, y no sostiene su vida sino a expensas de una larga serie de martirios (…)”
De lo único que el hombre no duda es de su miseria y de la permanente necesidad que padece. Lo efímero y fugaz de la existencia, aunque no lo tengamos presente a cada instante, se nos presenta evidente a todos por igual. La existencia es frágil y si no queremos perderla, debemos de cuidarla a cada instante con miles de actos que nos llenan la vida. Así, la vida se nos va en estos actos que nos agotan la existencia, y que tienen por finalidad conservarla.
La vida es la tarea de vivir, de ganarse la vida, de conservar la vida. Una vez que la existencia se ha asegurado, la vida se vuelve una carga y el tedio se apoderará de nosotros. Así ahora, el hombre buscará desesperadamente, miles de pasatiempos, de distracciones, que hagan rápidas las horas. Primero hay que ganar la vida, y luego hacer que nos pase desapercibida.
El hombre se encuentra en el mundo abandonado a sí mismo, incierto de todo menos de su carencia y sus mil necesidades. Toda su vida la pasa procurando los cuidados que requiere la conservación de su cuerpo; “el hombre es un conglomerado de necesidades cuya difícil satisfacción no le garantiza sino una condición sin dolor en la que después es entregado como presa al aburrimiento.” A todo esto se le une el imperativo natural de propagar la especie. A esto se debe el movimiento incesante del mundo de la vida: al hambre y al instinto sexual, a los que una vez satisfechos, se adhiere el aburrimiento.
Schopenhauer considera que si la reproducción humana no fuera algo instintivo, sino más bien un acto pensado, sería dudoso que la humanidad subsistiera, ya que cada generación preferiría ahorrarle el peso de existir a los hombres venideros hasta que la especie desapareciera, o por lo menos se pensaría dos veces en tener hijos.
El fin último de los esfuerzos de la sociedad por el bien común, es el tratar de mantener seres efímeros el mayor tiempo posible en una vida miserable, en la que a lo mucho se puede alcanzar una ausencia relativa de sufrimientos que es siempre acechada por el aburrimiento o por la desgracia, para que estos puedan dar lugar a otra generación.
Finalmente Schopenhauer considera la existencia como una obligación, ante la cual, la única alternativa es cumplir. “La vida es una tarea que hay que ir realizando con trabajo, y en ese sentido, la palabra defunctus es una magnifica expresión.” Es decir, cuando morimos y llega a término la existencia del individuo, nos encontramos libres de la existencia; de la misma forma en que sólo nos sentimos libres de una tarea en cuanto la hemos cumplido.
Mientras luchamos por cumplir con la vida nos pasa igual que con las películas: siempre que vemos una por primera vez ésta nos impresiona, pero conforme va pasando el tiempo, y vemos la misma película, con los mismos efectos especiales, la misma historia, la misma música, los mismos actores, etc., ésta comienza a parecernos cada vez menos impresionante, y cada vez más aburrida.
Al paso del tiempo, los dolores, las angustias, las alegrías y las penas, propias de la vida, nos van causando cada vez menos sorpresa o entusiasmo; nuestro ánimo difícilmente se ilusiona o se entristece: ya nada nos sorprende cuando todo se observa cotidiano.
” (…) no hay mucho de ganar en este mundo; la miseria o el dolor lo ocupan, y a los que los han esquivado, el tedio les acecha por todos los rincones. Además, la perversidad es la que en este mundo gobierna, y la tontería la que domina. El destino es cruel, y los hombres son dignos de lástima.”
LA FELICIDAD ES UNA QUIMERA, EL MUNDO ES HOSTIL
Al principio de nuestra vida aspiramos a la felicidad, pero al final de ella, estamos dominados por el temor porque nos damos cuenta de que toda felicidad es una quimera. Después de años de experiencia, algunos hombres con suerte, entienden que la vida no trae felicidad, por lo menos no felicidad duradera; el que en esta vida la busque será desdichado. Schopenhauer considera que más que buscar la felicidad o el placer, los hombres sensatos aspiran más bien a la ausencia de dolor. No hay que olvidar que si el dolor es lo positivo y el bienestar es lo negativo, la felicidad de una vida, debe ser evaluada no según el placer, sino más bien según la ausencia de dolor.
El hombre identifica el conseguir o lograr lo que desea, con el bienestar. Pero este bienestar nunca puede ser duradero; así que en cuanto hemos conseguido algo, se iniciará de nuevo la lucha por conseguir algo más, y nos veremos enfrascados en una lucha sin fin contra el mundo que se nos resiste y que todo lo pone fuera de nuestro alcance; a cada instante buscando algo nuevo, persiguiendo la felicidad.
Todo lo que necesitamos nos resulta adverso. Necesitamos lo que no tenemos y sentimos que deberíamos tener. La relación que surge entonces entre el individuo que desea, y lo deseado se experimenta como una tensión. La carencia nos presenta lo deseado hostil, como algo que se nos opone. La necesidad se manifiesta en deseo, el deseo es la expresión de la carencia. Todo lo que deseamos, queremos o necesitamos se nos resiste, “todo tiene una voluntad hostil, que es preciso vencer”.
La vida del hombre, explica Schopenhauer, es una perpetuo combate, un eterno conflicto no sólo contra los males abstractos, la miseria o el hastío, sino también contra los mismos hombres. La lucha de la existencia la peleamos diariamente, comandados por la carencia, en un número infinito de pequeñas batallas contra todo lo que deseamos. “La vida es una guerra sin tregua, y se muere con las armas en la mano.”
DESEO Y VACÍO: EL PÉNDULO DE LA EXISTENCIA
El querer, el ambicionar, nos invade igual que una celosa sed que no se apaga nunca; que al mismo tiempo que nos obliga a planear cómo conseguir lo que necesitamos, reduciendo todo, inclusive la vida de otros seres humanos a simples medios, nos aleja de toda reflexión sobre nosotros mismos.
“Desde el primer momento en que su conciencia destella, el hombre se siente como ser de voluntad, y, por lo general, su conocimiento permanece en relación constante con su voluntad. Trata de conocer primeramente los objetos que quiere y busca luego los medios de llegar a ellos. Sabe, entonces, lo que tiene que hacer, y por lo común no se preocupa de más. Obra y anhela y trata siempre de poner en armonía su conciencia con su voluntad, lo que sostiene sus fuerzas, no pensando más que en la elección de los medios. Así es la vida de la mayor parte de los hombres, que la invierten en querer, en saber lo que quieren y en aspirar a ello con el éxito suficiente para no caer en la desesperación, pero no lo bastante para no caer en el aburrimiento, con todas sus consecuencias. (…) La necesidad, que acosa a todos los hombres durante su vida, no les permite reflexionar sobre sí mismos. En cambio, la voluntad se exalta muchas veces hasta el punto de exceder considerablemente de la afirmación del cuerpo; esto lleva consigo grandes emociones, pasiones violentas, bajo el influjo de las cuales el hombre no se limita a conservar su propia existencia, sino que niega la de los demás y trata de suprimirla cuando es un obstáculo para sus fines.”
La base de todo querer, es la falta de algo, la privación, el sufrimiento. Cuando la voluntad ha realizado todos sus deseos, el individuo siente un vacío insoportable: el tedio. Una vez que hemos asegurado nuestra existencia, ésta se nos vuelve una pesada carga, siendo así, nuestra siguiente preocupación, matar el tiempo.
“Lo que ocupa a todos los vivos y los mantiene sin aliento es la necesidad de asegurar la existencia. Una vez hecho esto, ya no se sabe qué hacer.”
Todos los seres vivos nos ocupamos de vivir, pero una vez que hemos asegurado la existencia, viéndonos libres de la miseria material y moral, necesitamos eludir el hastío, el tedio, el aburrimiento; hacernos la vida pasar inadvertida, matar el tiempo, es decir, matar el aburrimiento. Después de superar la carga de la subsistencia, nosotros mismos nos volvemos una carga, y cada momento que nos pasa rápido, se ve con alegría, es decir, disfrutamos que la vida, que con tanto empeño y cuidados conservamos, nos pase desapercibida.
“El aburrimiento nos da la noción del tiempo y la distracción nos la quita. Esto prueba que nuestra existencia es tanto más feliz cuanto menos la sentimos, de donde se deduce que mejor valdría verse libre de ella”
“La vida del hombre oscila como un péndulo entre el dolor y el hastío.” Si todos nuestros deseos, querencias o necesidades, se satisficieran fácil y definitivamente, la vida sería insoportablemente tediosa, siendo el paso del tiempo peor tormento del que ya es.
“(…) y entonces se vería a los hombres morir de aburrimiento o ahorcarse; a otros reñir, degollarse, asesinarse y causarse mayores sufrimientos de los que ahora la naturaleza les impone.”
Si los hombres nos viéramos libres de los sufrimientos propios de la existencia, el aburrimiento nos llevaría a procurarnos los unos a los otros los más infames y gratuitos tormentos. “Así, no puede convenir a los hombres ningún otro teatro, ninguna otra existencia…”
El aburrimiento es lo que hace que los hombres se busquen entre sí. Si el aburrimiento no existiera, dice Schopenhauer, el poco amor que sienten los hombres entre sí, no bastaría para que estos buscaran la compañía de sus congéneres; inclusive es probable que trataran de mantenerse lo más alejados posibles el uno del otro. “El que uno se vea motivado para buscar o evitar la compañía de la gente dependerá de si teme más al tedio que al fastidio.”
El hastío o aburrimiento es lo que hace que los hombres se busquen entre sí: es la fuente del instinto social. Mientras que la causa del aburrimiento es el vacío interior de los hombres.
“Este vacío interior es lo que principalmente les induce a la persecución de toda especie de reuniones, de diversiones, de placeres y de lujo; persecución que a tantas personas conduce a la disipación y, finalmente, a la miseria.”
“En efecto, exteriormente la necesidad y la privación engendran dolor, en cambio, el bienestar y la abundancia hacen brotar el tedio. Por eso vemos a la clase baja del pueblo en lucha incesante contra la necesidad, y, por consiguiente, contra el dolor; y a la clase rica y elevada, empeñada en una lucha permanente y a veces desesperada contra el tedio.”
QUERER, VIVIR, SUFRIR.
La vida humana se mueve siempre entre el querer y el lograr. Cada momento de nuestra vida deseamos algo. Siempre necesitamos por el hecho mismo de ser contingentes. El hombre es un conjunto de mil necesidades. Como hemos visto, la vida del hombre es carencia y por lo tanto es dolorosa. Este dolor o carencia intrínseca nos lleva a desear e intentar satisfacer este deseo, pretendiendo alcanzar así, cierta satisfacción por medio de la saciedad. Por ejemplo: siento sed, tomo la cantidad de agua que me satisface, y ahora ya no siento sed; en el mejor de los casos, una nueva necesidad se me manifiesta y me mantiene ocupado en esta dinámica de querer-lograr (para que el movimiento entre deseo y logro transcurra suavemente, éste no debe ser ni rápido ni lento), pero en el peor de los casos, una vez que mi necesidad ha sido aplacada, por lo menos momentáneamente, el vacío y el aburrimiento harán acto de presencia atormentándonos, llevándonos a luchar contra ellos, como luchamos contra la necesidad, entrando así de nuevo al círculo vicioso.*otra vez este Alvarez
“Toda satisfacción, o lo que comúnmente se llama felicidad, es por su naturaleza, siempre negativa, nunca positiva. No es algo que exista por sí mismo, sino la satisfacción de un deseo, pues la condición primera de todo goce es desearle, tener necesidad de alguna cosa. Mas con la satisfacción desaparece el deseo y por lo tanto cesa la condición de placer y el placer mismo. De aquí que la satisfacción o felicidad no pueda ser nunca más que la supresión de un dolor, de una necesidad, pues en esta categoría entran no sólo los dolores reales y evidentes, sino todo deseo importuno que turba nuestro reposo y hasta el mortal aburrimiento que hace de nuestra existencia una pesada carga.”
El hombre desea por el hecho de estar vivo; si satisface su deseo, el hastío lo invade, si no, lo invadirá la frustración. En ambos casos el sufrimiento se apoderará de él, que irremediablemente luchará otra vez por alcanzar la satisfacción y huir de la frustración o del aburrimiento.
Cuando logramos cumplir un deseo o satisfacer una necesidad, después de pasar muchos obstáculos, nos damos cuenta de que ahora que ya hemos logrado nuestro deseo nos encontramos libres del dolor que la carencia y la necesidad nos producían; es decir: estamos igual que antes de haber deseado. El deseo satisfecho nos priva del dolor, causa y efecto del desear; y el recuerdo de esa privación, ya ahora en este nuevo estado, nos crea la ilusión del goce.
Es por esto que nunca podemos apreciar justamente los bienes que poseemos, pues no nos hacen felices más que negativamente: apartando el dolor de nosotros. Pero una vez que los vemos perdidos, llega el dolor inclemente dispuesto a reclamar lo que es suyo y que durante algún tiempo se le resistió fugitivo. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. “Por esto nos es grato recordar los males que huyeron, y el único medio de gozar de los bienes actuales.”
“Querer es esencialmente sufrir, como vivir es querer, toda vida es por esencia dolor… Cuanto más elevado es el ser, más sufre… La vida del hombre no es más que una lucha por la existencia. Con la certidumbre de resultar vencido… La vida es una cacería incesante, donde los seres, unas veces cazadores y otras cazados, se disputan las piltrafas de una horrible presa. Es una historia natural del dolor, que se resume así: querer sin motivo, sufrir siempre, luchar de continuo, y después morir… Y así sucesivamente por los siglos de los siglos, hasta que nuestro planeta se haga trizas.”
Posted in Reflexiones…(??!!) | 15 Comments
15 Responses to “De Shopenhauer.”
on 22 May 2007 at 12:07 am1 jhon war
jujita me encantas cuando filosofas
on 22 May 2007 at 10:11 am2 Botón
Un completo y excelente análisis, Juje.
Se nota en la filosofía de Schopenhauer la influencia de la oriental. Su afirmación de que la voluntad se expresa en la vida anímica del hombre bajo la forma de un continuo deseo siempre insatisfecho, me hace recordar el postulado zen del tan difícil “desapego”.
Y supongo que sí, que nuestras insatisfacciones tienen precisamente su origen en nuestros apegos ydeseos.
Me ha gustado muchísimo leer este post.
Un abrazo cariñoso, Juje
on 23 May 2007 at 3:16 pm3 Fabian
Increíble tipo el lucido Shopenhauer. Increíblemente lucida la muchacha que lo convoca a su delicada forma.
Aún así Arthur se desvive en el “sin decir”. Repite la forma canónica de la que se pretende alejado. Clara huella de un pensamiento único, en el sentido de ausencia de otro. Lo que realmente marcaria diferencia sería el abandono de la forma no el abandono del contenido. No importa cual o tal como positivo o negativo, clara consecuencia del punto de vista; sino la indagación de algo otro que diga, que permita una diferencia, no que remita a una constancia que difiere en apariencia bajo la forma del narcisismo: “Yo ahí digo otra cosa de la misma forma bajo mi punto de vista”. En definitiva la huella que deja es la de un vacio. Como toda marca, de un algo que estuvo y ya no esta.
Excelente texto Juje, realmente te apasiona la filosofía, y la pasión es el motor que brilla bajo la forma de un querer algo que nos es negado porque no existe. La sabiduría popular es harto precisa “Uno sabe lo que tiene cuando lo pierde”.
Como proclama el Zen, todos somos el Zen, pero ¿Qué es el Zen?, “no lo sé”. Nada me mueve mas a escribir este texto que el intento erroneo de perseguir ese imposible que es decir.
Un beso Juje!.
on 23 May 2007 at 11:58 pm4 Knox
Aquel que controla firmemente sus sentidos, como el auriga sus caballos; aquel que está purificado del orgullo y desprovisto de las pasiones, a ese tal hasta los dioses envidian.
DHAMMAPADA
Apapachos
on 24 May 2007 at 1:12 am5 JUje
que decir mas que gracias. por leer y por el tiempo de escribir.
y sobre todo por decir que no es poco.
el analisis es un regalo preciado, asiq ue nada mas que agradecer otra vez, e infinitamente.
on 24 May 2007 at 2:44 pm6 escritoscarolina
Juje, me encantaría leer esto tranqui en casa y no aca en la cafetería…pregunto:¿me lo puedo copiar? me harías un tremendo favor ya estoy escribiendo una novela cuyos personajes son enfermedades…y como verás me viene como anillo al dedo….¿puedo?
on 26 May 2007 at 2:06 am7 J
sii claro, tene en cuenta que lo que esta en otra letrita es textual del libro, el resto reflexiones…si se puede decir…
besos y muchas gracias
on 27 May 2007 at 9:38 am8 Sonámbula
Schopenhauer no es de mis filosofos favoritos pero a la luz de tus reflexiones, su texto adquiere aspectos muy interesantes. Muchas gracias Juje.
on 29 May 2007 at 6:32 pm9 Alejandra
Schopenhauer, recuerdo que me hizo sacar canas verdes para algún exámen, por lo cual no lo quiero condenar.
Doña Juje, usted se ha tomado el tiempo de analizarlo de manera interesante, objetiva, le diría; por lo tanto mis mayores respetos para ud. (y no tanto para el filósofo, jaja).
Le comento, entre nos, que un personaje de una tira de dibujos animados llamado Calamardo (bastante amargo él) una vez dijo: “la vida es nacer, crecer, trabajar durante 40 años en un mismo lugar (él citaba “su” asqueroso lugar de trabajo), y luego morir…”
Calamardo también la tenía clara!!!
Saludos y felicitaciones.
on 31 May 2007 at 11:31 am10 Fishbone II, el regreso
Tengo que leer este tema con detenimiento y paciencia; hasta ahora sólo he podido pasar y mirar a las disparadas, como cuando pasaba por la puerta de la casa de una piba que me gustaba, a eso de los 12 años.
Prometo que en breve vengo con tiempo, leo, trato de pensar y pongo algo mejor acá.
Fish
on 01 jun 2007 at 12:25 am11 Luis Muñoz
uhhhh!!! Shopenhauer se me hace largo y dificil, hasta se me confunde el nombre. Me vas a permitir imprimir tus textos, para una mejor lectura.
Por cierto Juje, cuando volvés?
No te pierdas.
Volvé, volvé a escribir.
saludos.
on 17 jun 2007 at 12:01 am12 ALQUIMISTA
Hola Juje,
Estoy tratando de re-escribir lo que dije anteriormente acerca de Schopenhauer, lo cual me encachimba ya que tengo que recordar los pensamientos que tuve acerca de este tema cuando quise mandártelos.
Aún así.
No veo por qué revivir las reflexiones de alguien que vivió en los 1788 para enseñarnos algo acerca de la vida moderna. Contame como uno que prefiere saber de VOS, HOY, y que tu escritura mueve los teclados vibramente. Schopenhauer es historia, pero vos,
Vos escribís algo que tal vez anima leer cuando el holgazo permite. Ahora bien, no descarto las especulaciones Schopenharianas, Cartesianas o Tomistas. Este lector no es un idiota, linda.
ALQUIMISTA
on 21 jun 2007 at 1:46 am13 Juje
ni bien pueda cuenta con ello
besos a todos…se los extraña
on 13 jul 2007 at 10:03 pm14 arturo montes larraín
María Eugenia:
No existe filosofía verdadera. Sólo puede serlo de manera más aproximada que otra. Esto requiere una inquietud constante en aquélla por la cuestión de la religiosidad (no digo de la religión) que Schopenhauer desdeña hasta ser finalmente criticado por Nietzsche cuyo ÚLTIMO escrito él firma así: “el Crucificado”.
Te pido insertar en “A.I”, espacio “El dolor”, tu respetable trabajo, con los comentarios. Schopenhauer, si he comprendido bien, hace la “confesión involuntaria que funda a toda la historia de la filosofía” (Nietzsche) de “saber” (?)que “la” (?) vida “es” (?) sólo sufrimiento (id. en Buda, “1ª verdad”…). Allí se revuelca, circular (no parabólica, según yo, como te consta), entre dolor y tedio. Yo digo: no. No a estas generalizaciones asertivas que revelan ignorancia, error, autoritarismo y soberbia antropocéntrica (cf. mi “Poesía de la Incertidumbre”, “La fe”, etc.), como en aquel “el animal no piensa”. Noto cierta adhesión tuya a tal autor. Me parece peligrosa, dañina.
“Sólo le pido a Dios que no me haga resucitar” sería la más terrible oración aforísmica. Yo le pido que se haga en la vida según su palabra, que es el amor, como éste, ahora, a ti, sin olvidar a…
Contra Schopenhauer, sostengo que eres un motivo de felicidad no sólo por instantes sino ya constante, la cual no me priva sin embargo de un cansancio sí sólo periódico. “Muertos” me hablan. O “lo muerto TOCA a lo vivo” (Marx) me parece más profundo que Schopenhauer.
Arturo.
P.S.: Las filosofías son en 99% pura charlatanería del ser que no encuentra sus palabras. El 1% restante es el tesoro del alma humana. Botemos basura de la casa. A.
on 13 jul 2007 at 10:38 pm15 arturo montes larraín
P.P.S.: La gente, toda filósofa, vive a menudo su estado de felicidad refiriéndose a la ficción del sufrimiento propio y general, la cual termina por convencerla de éste para en seguida negarlo, pues si ella no se suicida (yo contra Camus de “L’homme révolté”) es debido a su felicidad: nuestra cruz es liviana. ¿”Sufrimos o ‘bien’ nos aburrimos”? Oso decir, mintiendo apenas lo indispensable: yo no; y nadie, ni en las “peores” circunstancias “africanas” o “hollywoodienses”. La vida transcurre cual feliz “muerte” anticipada. La esperanza sobrevive a la “muerte”. ¿Optimismo? Concepto hueco. Y qué. Gramsci proponía “optimismo en la voluntad, pesimismo en la inteligencia”. Yo, lo contrario. “Le gai savoir” (la inteligencia feliz por su amplitud en ampliación) torna fútil a la voluntad en aquél integrado, como asimismo a los estados de ánimo en la voluntad (de “volens”: querer, a menudo comprendido como lo contrario, es decir, cual esfuerzo aplicado al “deber” no querido, y no al deber querido que por ser querido desaparece en cuanto deber; así, si no quiero ser pedófilo ni por tanto lo soy, el deber implícito resulta irrelevante, cumplido en la más completa indiferencia sobre su ser no obstante desde lejos existente). Podría extenderme. Pero “debo” ir a otro lugar incierto que amorosamente me llama. Te quiero y queremos -se lo ve- con emoción. AML.
Trackback URI | Comments RSS
Leave a Reply
Name (requerido)
Mail (hidden) (requerido)
Website
Entradas Recientes
Podría…
El…
No.
Sobre las putas…
Al lado.
Comentarios Recientes
arturo montes larraî.. on De Shopenhauer.
ElMago on El…
arturo montes larraî.. on De Shopenhauer.
Botón on Podría…
escritoscarolina on Podría…
Categorías
Ciclo
De la vida cotidiana
De Sapos, Serpientes y Príncipes
EN conjunto
Esos estaditos
Historias cortas
Reflexiones…(??!!)
Uncategorized
Archivos
Julio 2007
Junio 2007
Mayo 2007
Abril 2007
Marzo 2007
Febrero 2007
Enero 2007
Posts Más Vistos
Podría…
De Shopenhauer.
El…
Tu vida es un oscuro poema.
Desde otro plano.
Al lado.
EL dolor…
Aniceto no me enseño a esperar.
Hoy, nada.
Miedo
Blogroll
Blogueratura
Burocracia Neuronal
Canela
Copita
Desegundos
Dragonfly
El blog de Bita
El Boton de muestra
El Saco Roto
ElMago
Eme Punto O Punto
escritosdecarolina
Ferén
Fish
Foro de BibliotecasVirtuales
GEsNIL
Gio
Greguerias
Incertidumbre
Jhon War
Juananpol
La forma del circulo.(Fabian)
Letras Verdes
Luis Muñoz
Marielys- Andaluci
Mayhem28
Menos que mas
MentesSueltas
Mondoditesta
Mononauta.
MUNDONOMADES.
Nicolás
on HI5
Palabras
Particula de Luz
RedVista
Sedek
Sila_Sierra
Sonambula
SOy donde no pienso
Stjosh
Tormenta171
vehemencias
WordPress.com
WordPress.org
Yo quería tener candor
Blog Stats
15,010 hits
De dónde vienen?!
Blog de WordPress.com. | Theme: MistyLook by Sadish
julio 14, 2007 a 2:12 am
arturo montes larraín
Bueno, ya está, María Eugenia. Gracias, son las 2: 12 am. Honrada aquí. Un besuqueo. Arturo.
julio 14, 2007 a 3:50 am
arturo montes larraín
Para tu Chopenjauar, la felicidad es así un diminutivo estadístico que engloba el Gran Sufrimiento. Cada quien con sus chorradas. Yo con la mía: es lo contrario y estas declaraciones no importan ni huevo de codorniz importado de Taiwán. Tal tipo de philo es pura paja anticuada para mentes ingenuas de hoy. La vida es más compleja que dolor o tedio en el medio. La filosofía -en la ya clásica distinción alemana- no explica: interpreta. Y no farsantees con tu Jaguar último modelo, el Chopin. Ni siquiera captaste mi sutileza sobre Bs. As. Eres un ser despreciable. Linda. Amorosa. Te respeto, estimulo y quiero. Soy bipolar. ¿Conoces algo unipolar? En realidad, visto de cerca como yo todo el rato frente al espejo, soy multipolar; como, por lo menos, una estrella de mar o, mejor, un pulpo que devora al Nautilus y al capitán Nemo en sus 20 mil millas de viaje submarino según Verne. Mirá, ché, no te tomés tan en serio la huevada de la histeria filosófica, ¿vistes?, mejor desvístete, filosolinda por ti misma. Cagándome yo en ese cuento idiota de la autoestima apoyada en el Chopen, ¡por favor! No leas más libracos. Cuenta mejor como filósofa tu vida, así se aprende, los conceptos no valen nada, puesto que ni siquiera el menor -lo del cero- se ha resuelto. La tecnología es hecha sin ciencia ni conciencia. Y qué. Supuestos científicos anuncian hoy el pronto final de la Tierra. Y qué. Pavadas apocalípticas de siempre. La gente no repara en que el famoso Apocalipsis ya ocurrió ni en que vivitos y culeando seguimos. «La vida es eterna en cinco minutos». Los chilenitos respetamos culturalmente y por el fobal a los argentinazos pero ya no los envidiamos, de hecho la inmigración de alá para acá lo muestra. Pero yo laºs amo. Por el nombre, ya. Y tenemos mucho que hacer en común, como diría el «destino» de Chopen. Dime, ¿se nota que estoy un poco bebido de agua bendita? Espero que no: mi santidad debe permanecer modesta. Anyway, tu Patria y la mía hemos de hacer explotar la Cordillera, este muro de Berlín, muralla de China, pared de los USA sic contra Méjico, de Mariana por apellido, de mi vecina siempre acosándome hasta que me pague por adelantado o entre marido y mujer en el silencio de la incomunicación. Estudia mejor a Nietzsche si se te antoja, al 1º capítulo de «das Kapital», a Macbeth, Job, el Eclesiastés, Juan, Pablo, Gardel, Coloane, nada de Borges por tedioso según Chopen, pero no estudies mucho, dí lo que te venga en tu digno y puro pensamiento, que amo como favor de Dios a la humanidad. Sólo sé responsable y deja que ese don siga creciendo en ti.
julio 14, 2007 a 6:02 pm
JUje
de todo se aprende, no?
soy ingenua, si…
y me encanta…
un Beso, ciertamente un honor, ojala sigan enriqueciendo estos conceptos
tengo algunas preguntas que hacerte
pero no se si puedas disponer tiempo para instruirme un poco…luego me dices y te lo comento por mail…
julio 14, 2007 a 6:33 pm
arturo montes larraín
Todo el tiempo para ti. Y el espacio-tiempo.
julio 14, 2007 a 8:56 pm
Luis E. Reyes
Cuanta pasión querida María Eugenia. En algunos pasajes recordé a Aristóteles, sobre todo en relación con la búsqueda de la felicidad y lo conveniente para el Hombre.
¿Y tú qué crees de todo aquello? ¿Qué somos sobre este planeta? ¿Qué relación existiría entre Alegría y Tristeza?
Gracias por tu texto, Luis
julio 14, 2007 a 9:39 pm
Mariana Paredes
Qué texto! Leerlo me da buenos motivos para no buscar a Shopenhauer cuando quiera lectura para conciliar el sueño.
Demasiado pesimismo bien planteado podría llegar a convencerme de que la vida no vale la pena ser vivida, pero no es así, desde la simpleza de mis pensamientos siento que cada minuto que pasa es un regalo divino que me va dejando experiencias para vivir con mayor intensidad el minuto siguiente.
Pensándolo bien, no deja de tener razón, ya que en este momento me siento menos miserable que ese “compañero de sufrimiento”.
julio 14, 2007 a 10:47 pm
Mariana Paredes
Incluso en el dolor podemos encontrar felicidad al sentir que no estamos solos, por medio del dolor se descubre la bondad del ser humano y también el consuelo de lo trascendente.
julio 14, 2007 a 11:39 pm
Mariana Paredes
La fórmula querer+lograr=huir de la frustración y aburrimiento, planteadas como a más inteligencia mayor infelicidad, yo la cambiaría por: a mejor nivel educacional y valórico menores frustraciones y mayores alternativas.
Me parece que la búsqueda de la satisfacción de nuestros incesantes deseos, no puede ser medido en la misma escala de los instintos de un animal que satisface sus necesidades básicas. El ser humano es capaz de discernir y darse cuenta de las consecuencias que traerá su actuar.
Si busco una felicidad efímera, como podrían ser las drogas y el alcohol, puedo lograr mi objetivo, pero tengo la capacidad de darme cuenta que eso me traerá a la larga mayores problemas que beneficios y desecho ese deseo, quedándome con el placer de haber tomado la decisión correcta. El dolor puede ser una constante inevitable, pero también lo es el amor.
julio 15, 2007 a 1:26 pm
JUje
Arturo, Luis, Mariana, que increible esto de sus opiniones y lo que mutuamente nos generamos
en breve me incerto al dialogo…tengo este dia un trabajo a desarrollar que me esta sacando canas verdes…je
Un cariño desde el alma
julio 15, 2007 a 7:22 pm
arturo montes larraín
Jujita,
bueno para los dos estuvo el último polvo, astuta tu idea de hacerte pasar por bonaerense. Hasta mañana. Otro beso.
julio 15, 2007 a 7:26 pm
arturo montes larraín
Pucha, la embarré. Creí que te estaba escribiendo al c.e. Disculpa. Y qué importa el qué dirán. Nada. Bueno, así ya están todos enterados. ¿Y?
julio 15, 2007 a 8:42 pm
JUje
???
1) ??????
tema 2) hacerme pasar por quien????
Arturo: se hace dificil participar en una pagina donde dudan de quien es uno o de donde es uno.
es preferible que me digas que no quieres que participe a que pongas en tela de juicio mi procedencia.
en fin…
María Eugenia desde Buenos Aires – Argentina ( a pesar de los goles que nos metieron estos brasileros)
julio 15, 2007 a 8:48 pm
arturo montes larraín
Será por los goles que se te apagó por un rato el humor. Mi afecto.
julio 15, 2007 a 8:53 pm
JUje
será eso Arturo, juro que no entendí nada, pero si era broma…caray que mala compañera de broma resulté…
algun dia me la explicas…
cariños y mi afecto .
julio 16, 2007 a 3:32 pm
juje
Arturo y Administracion …quise poner el posteo de El Dolor aqui y lo mande en Escribe algo que sea para siempre.
Mis disculpas
cariños y buen comienzo de semana…
julio 16, 2007 a 7:48 pm
arturo montes larraín
Los 70.000 participantes de A.I. te queremos.
julio 16, 2007 a 8:27 pm
Juje
me quieren…..matar???
julio 16, 2007 a 9:17 pm
arturo montes larraín
¿Es lo que crees? Si no, y si sientes exactamente lo contrario, ¿para qué preguntar huevadas? Just looking for more compliments? No problem: we all think (70.000) that you are the best human beeing in the world. Alors, fais pas chier, amore nostro (solo mio). Verstehen sie? Car si no we will matarte sensa ??? Sursum corda! Con baiser nell hocico. La Administración.
julio 16, 2007 a 9:27 pm
Mariana Paredes
Recuerdo el típico chiste de Condorito, en que lo perseguían dos mujeres muy bellas gritándole: te amo, te amo. Condorito emocionado se detiene para recibir tanto amor y ellas completan la frase: te ‘amo a cogotear pajarraco.
julio 16, 2007 a 10:00 pm
Juje
me han hecho reir que no es poco un lunes a la noche!
…besos y buenas noches a todos…chuiks
agosto 31, 2007 a 7:50 am
Arturo Montes Larraín
Antes de mi última hospitalización, después de muchas operaciones anteriores, yo creía que dormir anestesiaba: el dolor físico desaparecía en el sueño. Pero recientemente he comprobado que no es ya así. Anoche por ejemplo desperté no con dolor sino de dolor. Jodido. Ingerí un medicamento fuerte. La cosa se ha aliviado. Os lo digo no para recibir compasión sino a fin que lo sepáis, preparándoos, sin que por lo demás haya nada de tremendo en la experiencia relativa del dolor. Mi abrazo.
agosto 31, 2007 a 12:29 pm
Andrea
Arturo:
Aunque te pueda parecer intrascendente, rezaré por ti.
Cariños
agosto 31, 2007 a 12:59 pm
Perico Mancilla
Don Arturo: Me sumaré a los rezos.
Durante mucho tiempo, años diría, viví con dolores muy intensos en mi cuerpo, hoy mucho menos, a veces casi nada y lo entiendo plenamente, despertar de dolor y no poder seguir durmiendo. Es algo horroroso.
Hay que vivir para entender.
Un gran saludo y que tenga un buen fin de semana junto a su mujer. Yo ahora salgo fuera de santiago y regreso el domingo en la noche.
Perico
agosto 31, 2007 a 4:56 pm
Arturo Montes Larraín
No me parece intrascendente, Andrée. Ni lo tuyo, Perico de los Palotes. Al contrario: gracias. Un poco de ayuda veraz basta para sentirse mejor.
agosto 31, 2007 a 4:57 pm
Andrea
Cariños , Arturo.
agosto 31, 2007 a 5:16 pm
Arturo Montes Larraín
Más el mío, Andreíta.
agosto 31, 2007 a 7:25 pm
Andrea
Bueno, ya. ¿Puede haber empate?
Me sigues haciendo sonreir ¿Sabes lo lindo que es eso, Arturo? Te agradezco ese acto que a la larga se traduce en un acto de generosidad, sobre todo cuando tu tienes tus dolores.
Cariños, hasta otra oportunidad.
agosto 31, 2007 a 7:36 pm
Arturo Montes Larraín
Eres un amor.
agosto 31, 2007 a 8:20 pm
Mariana
Don Arturo,
Pasados algunos meses en que visito a diario su blog, he llegado a encariñarme tanto con usted que no puedo dejar de sentir que su dolor es también un poco mío.
Quisiera poder ayudarlo y como si fuera una madre amorosa besar su piel para entregarle ese segundo de calor, el dolor sigue después del beso materno, pero hay un segundo en que la esperanza unida en el ansiado alivio, hace que la mente aplaque la molestia.
Me ha dicho en diversas oportunidades que su hija llevaba mi nombre, a ella voy a elevar mi petición, para que cuide su sueño y le permita tener un descanso placentero esta noche.
agosto 31, 2007 a 9:14 pm
Arturo Montes Larraín
Gracias, Mariana.
septiembre 1, 2007 a 12:00 am
Luis E. Reyes
Un saludo, Arturo. Espero que tengas una buena noche. Pediré para que acuda un sueño reparador.
septiembre 1, 2007 a 12:40 am
Victor Valenzuela Aranguiz
Cuidate Arturo.
septiembre 1, 2007 a 9:39 pm
Mariana
Esta noche también pediré que su dolor no sea tan intenso don Arturo. Un abrazo, Mariana
septiembre 2, 2007 a 1:32 am
Arturo Montes Larraín
Marianita, estoy alegre y feliz. Acepta un beso en tus hermosos labios.
septiembre 24, 2007 a 8:47 pm
Fernando Arriagada
Abrazo para mi
enero 10, 2008 a 2:46 pm
Arturo Montes Larraín
De vacaciones ante el océano más tarde crepuscular, he releído también esta vez lo anterior, «lejano». Hay mucha hermosura en ello. Da un sentimiento de amor yaciente en cualquier ser. Amor desperdiciado… Amor en renacimiento, fe reestablecida, vigor.
OK, sin proyecto no hay dolor. Así, «no os preocupéis del mañana, a cada día su propio afán, porque los lirios del campo…» o algo así según Jesús, no revisaré, OK, perfecto. Pero ¿no contiene ese «afán», en sí, su proyecto, no tú la resurrección épica que vive aún y para siempre acá? No jodas, sabes bien que la proyección proteínica de la memoria ribonucleica es intrínseca al estar del ser instalado en su gerundio, como dije por ahí, no se dónde ya. Dios mío, por favor no sigas jodiéndonos tanto. Lo prometiste: «mi paz os dejo». Pero ¿y?, gracias, seguimos esperando, no cumples. Creo en ti sin verte. Y por creer te veo. ¡No seas tan exigente con tu Creación! ¿No reparas acaso en que desde «lo más íntimo de mi intimidad contigo en mí y desde mí» (cf. San Agustín, «Confesiones») nos estás así, Todopoderoso, permitiendo carcomernos en la Libertad que diste? No es que te suplique menos libertad, sino, por tu gracia, menos dolor, menos «guerra interior» (cf. Volodia Teitelboim).
Dios nuestro, atenúa este dolor en tu Creación. Todo lo puedes. ¡Hazlo pues! El Amigo eres incluso desde el abismo en que por mí y por ti estamos postrados, salvándonos en la oración, sin comprender nada, ¿es lo que querías, «hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo»?
El sentimiento del dolor viene del esfuerzo por reconstituir el proyecto que un golpe exterior o interior ha interrumpido, pero ¿qué pasa si la interrupción es continua y se difunde en la contigüidad de la finitud y del infinito, en su punto de acumulación aquí y ahora hasta siempre y desde siempre?, pues bien, pasa que la felicidad es peca quizás cancerosa de la piel en dolor. ¡Y qué tanto, por lo demás! ¡Estoicos podemos a pesar tuyo quizás ser, Señor, hijo de la Madre de Dios, quien nos protege!
Nada comprendo. Solemos rogarte que nos dejes ya ir, sin otro paraíso que la misma nada, dejando la vocación amorosa y su ejercicio, con sus fallas que conozco, en tu solo designio permanente. La resurrección consistiría en morir. Mi alma volará anónima al viento del olvido, cuya memoria es eterna, mientras acá se sigue jugueteando al poder, al deseo y al saber, entre pobres palabras programáticas, pobres simulacros.
El dolor duele pero doliendo no duele, es decir duele, mas no duele, o no duele doliendo. De pronto refulgen estrellas como sinónimos huidizos e imperecederos de la felicidad, Dios mío, mierda, no digo tú, ¿qué estás haciendo de nuestra libertad? ¿Habrá sido tu pecado inmortal la Creación? ¿Qué culpa tuve yo para estar aquí? ¿Qué he aportado de benéfico a la vida?, nada, casi nada, anda tú a saber, «maldita la Cordillera».
El espíritu consolador nos dice «sí, has aportado». Y qué. Amén.
febrero 13, 2008 a 7:05 pm
DIOSET
HOLAS AMIGO Q TAL BUEN ;…… AA ERES UN MENTE MAESTRA SI QUIERE PUEDES TRABAJAR COM MIGO TE PUEDO PAGRA MUY BIEN PERO YO QUIERO Q CREES OTRA COSA MEJO COMO PARA YA TE L DIRE ESTA BIEN HA
abril 19, 2008 a 6:39 pm
arturo montes larraín
Anoche pensé sin quererlo algo sobre el dolor. Pero la memoria se guarda en el olvido. Es necesario un esfuerzo que duele para rescatarla y compartirla en beneficio de nosotros. ¿Qué era? No recuerdo aún. Algo sobre el recuerdo, parece. Veamos. Haré un silencio metitativo.
El silencio está ocurriendo. Me insulta.
Ah, ya. Era algo así como que el recuerdo del dolor pasado alivia al dolor actual. Éste agoniza en aquél. De este modo el ser recupera, como nueva, energía, misteriosamente reproductiva.
Intentaré ser más claro, es decir, anecdótico: al alcance del vulgo; de Ud. Hablaré pues en la segunda persona del singular. Ud. se ve interpretadoª en lo que sigue.
Sufrió desde el alma al cuerpo. Ya no podía más. Pero de pronto se dio cuenta que este dolor actual es tan antiguo o quizás más antiguo que toda su vida, lo reconoce como propio en la espalda por ejemplo, allá lejos, cerca, acá; y tal sorprendente amplitud le abre sin perder cansancio más sensación sobre un futuro.
Hay cosas que no pueden ser dichas con exactitud. La escritura se halla en falta.
Ello ahoga la garganta de la esperanza que así subsiste. Otra frase estaría de más.
abril 19, 2008 a 6:41 pm
arturo montes larraín
Meditativo.
noviembre 21, 2008 a 8:59 am
arturo montes larraín
Me está ocurriendo algo extraordinario. Noto que el dolor se atenúa. ¿Canto del cisne? Lindo canto. Pienso en un milagro: Dios ha escuchado la oración por mí de gente que me ama. Es una hipótesis cuádruple aunque por qué no plausible y verdadera. Quizás volveré sobre esto. De hecho, hace casi un mes que mi dolor ha disminuido en dos tercios, digamos. Ello me contenta, obviamente. Y me siento agradecido, casi diría feliz, con una energía emocional que ya no creía recuperable, pero además ¡nueva!
Vuelvo a un concepto que creo haber formulado aquí. El sentimiento del dolor proviene no del golpe exterior y/o interior que se ha «recibido» sino, un instante (?) después (?), del esfuerzo realizado para reconstituir «modificado» el proyecto en que se estaba viviendo y que ese golpe interrumpió. No habría así dolor sin memoria química y filosóficamente proteínica. ¿Es este concepto aplicable a lo que hasta este momento me está felizmente (bueno, no del todo) ocurriendo? ¿Habré concluído aquel supuesto esfuerzo de reconstitución proyectiva y «el proyecto» estaría de nuevo, ¡por primera vez!, dejándose llevar, pleno, en el curso natural del río preclásico, tal cual lo nadé en el Aar, Berna, 1971, pero mejorado? Parece que sí. Parece que en el proyecto tras el dolor estoy yendo como sin proyecto sin traicionarme ni traicionar aunque cometiendo las estupideces de siempre, claro. Parece que otra libertad más libre de conceptos pero ignoradamente fiel a ellos nace en una alegría juvenil del envejecimiento. Ya puedo decir con tranquilidad no. O, si llega el caso, también en paz, sí. Sin ningún espíritu lucrativo o torpemente recompensatorio (de qué, Dios mío, si tú me has dado todo). Me da la impresión que ahora pido todo sin pedir nada y que casi todo me es dado. Es tal vez un estado pasajero que mañana desdiría malciendo a la cordilera y a la Patria entera. Mas no creo que esto vaya a ocurrir. Es necesario pasar por el sufrimiento entero y cuán largo (?) para superarlo, de modo que el cisne de CELCO cante partiendo a otro río, donde ríe, mucho antes de resucitar tras su «muerte».
Y no me refiero sólo a cuestiones generales como el pensamiento sobre la vida sino también al reconocimiento apaciguado pero ya desconocido de pecados y bondades propios y ajenos o, más escandaloso por su especificidad coyuntural, a ser ahora… freísta (nadie lee A.I., excepto Ud.). Hay todo un raciocinio no por esto válido en este tipo de definiciones. Son prácticas. Vivo más modestamente que antes. No por dinero. Me gusta más así. Fuera quizás de la miseria, todo sobra a quien nada falta. Puede entonces darse el placer de regalar. Su regalo más valioso es la oración del alma sin casi palabras. Y lo curioso es que así uno recibe muchos regalos, como un paquete de cigarrillos y de amor. El cuerpo sana. Se descubre belleza donde antes se veía algo sospechoso. La mujer más linda del mundo es su sonrisa. El hombre más lindo del mundo es su confianza. El hijo más lindo del mundo está presente sin ninguna esquizofrenia incluso en su ausencia tan actual. Si la vida es una redundancia, me encantan ahora las redundancias, como decir que sí es sí.
El esfuerzo doloroso por reconstituir el proyecto que interrumpieron los golpes terminó por el «milagro» de oraciones amantes que Dios estimuló en ti, en ti, en ti… Gracias. Ya casi nada me duele. Da risa: haré clases de filosofía a niñitos, como dije, de jardín infantil: tres años de edad, ¡qué desafío!, mucho mayor que en la Universidad francesa, me estoy poniendo idiota, viva Chile, sí, Valenzuela enojón, uno muere como vivió, y qué me importa que Flores me desprecie también enojado conmigo por la puta negra, él sabe que lo quiero y que matarlo era resucitarlo, pido perdón otra vez.
Hay medicamentos contra el dolor. Consumo uno muy caro, al parecer, de nombre muy divertido, y es quizás por esto que me estaría ayudando. Se llama -no es propaganda- ¡»Lírica»! Pienso en Verona, en la Scala, en Pavarotti, la Callas, en todas las óperas que mi papá nos tenía prohibidas incluso a Puccini, qué loco mi papá, pero por nombres no a «La flauta mágica» con su Papageno, no a «Boris Godunov» de Mussorsky con su terrible seriedad, no si fuera ópera «El niño y los sortilegios» de Ravel con «les mathématiques tique tique tiquent» (perdón: se echan un polvo del carajo bailado en el Teatro Municipal por la esposa Silvia Soublette entonces charmante del Zorro Plateado que de zorro no tiene nada salvo su hijo, buen funcionario).
Ya, basta. Me puse tonto otra vez. Escarbe Ud. lo dicho sobre el dolor. Organice un simposium con marketing y pago. Yo me limito a decir la Verdad. La entrego olímpico. El populacho del ágora se soba las manos envidioso para plagiar. El Salón de Honor tiene olor a sobacos. Las mujeres me piden autógrafos besados. Anotan mi número de teléfono. Pronto llega una. Le diré que se desnude desde los pies hasta la cabeza (si tiene cabeza). Sí, me puse huevón. Es una tendencia irresistible. Me da risa. Pido perdón otra vez. El dolor del miembro fantasma me tiene sin cuidado. Amaneciente Incertidumbre es un texto de estudio sobre la diversidad concisa de la humanidad. «La gente es meliflua» dijo en arameo Cristo. Traducido «voluble». Cuestión de sinonimia diacrónica. Puta, me estoy poniendo difícil con las palabrotas. Y eso que son las nueve de la mañana, cf, «Hechos de los Apóstoles» de Lucas, como mi nieto mayor. Yo creía que no amaba, Leo. Pero amo. Es en definitiva la paz en el amor deslizado sobre la tibieza de la nieve que atenúa provisionalmente al dolor.
Moraleja: compra un buen par de esquíes.
noviembre 21, 2008 a 10:16 am
Maria Eugenia Morales (juje)
Por mi te mueres y por mi matas.
Ya ves, te tengo perdido.
Es el rio de la plata el que me ha puesto asi…
Lo malo es que lastimo, lo trágico es que duele
pero no pudes negar que asi como te mato y me asesinas
aparezco y revives.
gracias por escribir
noviembre 21, 2008 a 1:37 pm
arturo montes larraín
Por ti muero y por ti mato… ya muerto.
Ya veo, me tenés perdido, ché.
Es el río de la plata en la jujeta con juguete de teta que te ha puesto así.
Lo malo es que lastimas, lo trágico es que no duele.
Pero no puedo negar que así como me matas y no te asesino,
apareces otra vez y por esto revivo.
Gracias por leer tan admirable literatura.
Rechazo el Premio Nobel de antemano.
En primer lugar porque desprecio ese tipo de cosas.
Y en segundo porque injustamente ese premiecillo jamás me sería otorgado.
Pues nadie ni siquiera me conoce ni de nombre.
Ante lo cual río de risa con sonrisa de tristeza que sonríe y ríe de risa.
Como cuando meo cagando y o meo o cago, por un ejercicio muscular nada evidente.
Si agradecés que yyllo escriba, hacéme propaganda, culta argentina.
Decí a tus compatriotas que por acá reside un genio maldito, como me dijo Tomás Moulian.
Al llegar del exilio le expliqué mi táctica subversiva de la reconciliación.
Para llevarla a buen puerto me había hecho por cuatro años comunista.
Nada malo hallé ahí.
Pero la experiencia de laboratorio sirvió como yo creía para llamar con legitimidad de sufrido a la reconciliación.
Todos pisaron el palito pero me condenaron a un reexilio en la nación.
Jalisco nunca pierde.
La prueba está en que estás como tantas otras minas enamorada de mí.
No soy cafiche pero recibo miel amorosa de pipí.
Y la prueba también está en esta locura sensata que es A.I.
No se te habría ocurrido hacer algo así, ¿verdad?
Tengo los humos de la marihuana subidos en la cabeza.
No me creás, ché, soy más cartucho que una monja desflorada.
Toda mi pornografía es intelectualidad gregaria, seca y fría.
Nada me importa una chucha, con el perdón del cuiquerío chilenito; o sin él.
Nada me importa una teta y menos tres, pues son las 4, las 5 y las 10.
Nada me importa un ombligo con clavo.
Nada la verruga de un pezón.
Ya dije que las minas me han transformado en inactivo maricón.
Solivella en Sanjenjo, Galicia, no de Polonia, cacha, huevona amada.
Hiciste algún buen aporte en A.I. Por ahí leí algo de eso. Pero tu estilo tan romántico no podía durar mucho. Ya te enseñaré a escribir mejor que la Yourcenar. Un millón de dólares la hora. De mí para ti, claro. Yo no pongo condiciones por el amor que te tengo pero hay evidencias abdominales que son sólo otro regalo mío ya no sólo literario. Y «pura boca» o «boca pura», es decir de colgáte, ché, es tu deber mozartiano.
Mira, no puedo escribir siempre en serio. No resisto al impulso de un hueveo. Hay gente que no lo entiende. Otra, como tú o Paloma, sí. A las mujeres gusta reír sin sentido del humor. ¡Qué frase, puta que escribo bien, es un don de Dios donde el Diablo metió su cola roja. Yo no podría escribir siempre en serio. Incluso mi tesis de doctorado de Estado en París tenía, sobre su tema doloroso, rasgos de humor y de estupidez. Pero los franceses entienden estas cosas. El propio Einstein dijo (vivió un tiempo en París) que no hay ciencia sin risa. Voltaire no existe sin Marx.
Yo quisiera que nuestros niñitos entendieran el sentido moral que hay en esto. La vida EN SERIO no es en serio ni es vida. Vi en la tele chilena hace un tiempo a familiares de «detenidos desaparecidos» que habián recuperado una cabeza ya de hueso. Se la pasaban besándola. Yo no habría participado en ese cuento. Se necesita en América Latina menos lloronas, «llorona, llorona». Se necesita… más guerra. Más muertos. Muchos más. Millones: de preferencia como de costumbre no mujeres, en rigor niños sí. No tomes las palabras al pie de la letra, Juteta. Quiero decir que para la vida una cultura serena sobre la muerte es indispensable, porque de lo contrario sólo se vivotea. ¿Cachai?: do you catch it?
Ven a verme (así la Palo se pone celosa e iracunda). O no. Castidad asegurada con Big Brother vigilando por láser estratosférico. Pero mi WC búnker es. Ya no reviso mi ortografía. Ahora escucho a Hayden. Te amo en público y de nuevo otra vez en privado. ¿Es malo? El amor no distingue al cuerpo del alma. Otra frase para el bronce que la mata pudiendo haberla dejado en el suspenso de la vida. Pero todo tiene su corrección. Con el lenguaje todo puede ser hecho. Esto es increíble. Pero es así. Todo. Las palabras dan vueltas en la periferia incluso del universo. En el principio era el Vervo y el Verbo era Dios y el Verbo estaba en Dios. Así, leo, no sin un dolor a morales que me indican, seducientes, embrujadoras, inocentes: «por mí te mueres y por mí matas». OK, muero pero ¿a quién mato?
Este correo público y privado del amor disperso, confundido y unificado es política nueva. Mis hijos en ti la bendcirán. Un beso en el diente que te falta. Arturo.
enero 16, 2009 a 1:23 pm
Arturo Montes Larraín
Recién -no sabía dónde meterlo- consumí contra toda indicación médica 2 Ravotril de 2 mg. c/u. Es un acto irresponsable. Pero soy sensible y alguien me hirió en el c.e. Ignoro sún qué efectos me producirán esas pastilla. Experimento una especie de mareo cerebral como síntesis entre exceso y defecto de amor. Fumo. En la cocina un almuerzo se prepara a fuego lento. ¡No vaya yo a olvidarlo provocando incendio! Comer lo hago por deber. Beber por escasez de alcohol. Fumo. ¿Aún no se advierte mi alteración craneana? Yo no: como de costumbre no más. Quizás de pronto caeré inconsciente al suelo. No sería grave. Espero, en consecuencia, ya sin dolor en el alma ni en el cuerpo. Sólo restan estos temblores no motrices aunque sí aún y ya cabezones. ¿Se notan en la escritura? ¿Hay incoherencia en ella? ¿Estoy escribiendo como Leonargo Godor Echeverría en EMOL? Sería preocupante. El dolor desaparece gracias a la indiferencia ante la vida y la muerte. Yo las manipulo. Las confundo. No se reconocen. Están confundidas.
LER, escribiste un texto magnífico y largo por ahí.
Ahora voy a lo del almuerzo. No siento mayor efecto distorsionador ahora en mi química occipital, perietal o forntal Deberé consumir otro Ravotril. Es necesario dormir. La droga inhibe a los sueños. Se duerme en negro. Con cansancio al despertar. Reposado al no despertar más. Ya os contaré. El dolor es una tontería.
enero 16, 2009 a 1:31 pm
Arturo Montes Larraín
Sí. Compruebo defectos en la ortografía dígito-cerebral. Parietal y frontal. Sin perjuicio de otros como éste quisás. Tened compasión de mí. En nada he mentido aquí. Como tampoco por lo general -salvo por hueveo o provocación caritativa- en nuestra A.I. Rogad por mi posición vertical. Qué dolor…
enero 16, 2009 a 2:42 pm
Juje
acabo de leer lo del 21 de noviembre…
Bello es el dolor…que queda después de él?
dime…
enero 16, 2009 a 3:21 pm
Arturo Montes Larraín
No debo responderte en general, sólo por mí, confiando en no estar solo. Después del dolor, en seguida viene todo el dolor, pronto menos dolor, por fin ningún dolor, a condición que hayamos aprendido a reír desde el máximo dolor por su amplia nimiedad. El dolor no duele. Duele la conciencia estúpidamente inconsciente y concienzuda del dolor. He intentado sin éxito llamarte por teléfono para escuchar tu voz. Recibe por lo menos las cuatro letras de este beso mío, y que te sobe, Jujita.
diciembre 25, 2009 a 12:17 pm
Arturo Montes Larraín
Ya soy sólo un participante que visita a la extinta A.I. borrada ayer de mi computador. Os doy gracias.
diciembre 29, 2009 a 2:26 pm
Arturo Montes Larraín
Ahora uso reloj. Fue regalo de mi madre. Mi padre murió con él puesto. Incomoda apenas. Traicionero sería guardarlo. Una amiga viene a cenar hoy a las 8 pm. Pidió… tallarines. Ya preparé el caldo. Son las 15:27 pm.
febrero 23, 2011 a 6:04 pm
Arturo Montes Larraín
Releí casi todo esto. No está mal. Está bien. Les contaré un secreto repetido. Si mi dolor estuvo en 90%, ahora está en 10%. O sea nada. Es gracias a la morfina. Con receta médica por cierto.
Hubo un tiempo en que fue insoportable. No lo podía soportar. La disminución del dolor corporal atenúa el dolor espiritual. Bonita frase. ¿Repitámosla? Gracias, Rogelio, por ser como eres. Yo he puesto mucho cariño en este blog, en ustedes. No puedo nombrar a todaªos. Son muchos, no suficientes.
octubre 18, 2012 a 8:34 am
Administrador
Los textos en que mi nombre aparece con minúscula no son míos.
diciembre 28, 2012 a 11:00 pm
electric Rc Cars
Usually I do not learn article on blogs, but I
would like to say that this write-up very pressured me to check out
and do it! Your writing style has been surprised me.
Thanks, quite great post.
diciembre 29, 2012 a 6:17 pm
Administrador
Thanks. Good 2013. Help me. If you want. As you like. For instance, talk me about your live. It’s just un exemple. Arturo.
agosto 25, 2013 a 4:53 am
blogspot.com
I read this article fully concerning the resemblance of
hottest and preceding technologies, it’s amazing article.
septiembre 22, 2013 a 5:02 am
Josie
I really like what you guys are up too. This type of clever work and coverage!
Keep up the amazing works guys I’ve added you guys to
our blogroll.
agosto 14, 2014 a 2:51 pm
Cura para el dolor de esplada
This is my first time pay a visit at here and i amm genuinely happy to read everthing at
single place.
junio 18, 2016 a 10:07 pm
Zamira
Hola a todos los que participaron en este blog, a veces cuerdo a veces loco,
Arturo Montes Larraín murió el 28 de enero de 2016 a las 06:30 hrs. yo a su lado, él tranquilo, su hijo me despertó a las 07:00 A.M. diciéndome «Zamira mii papá está muerto». Quedé en shock me costó creerlo, le pedí a su hijo el tomador de presión ,arrojó error. Estaba boca abajo con su rostro hacia mí, su hijo lo dio vuelta quedando boca arriba y empecé a limpiar su cara cerrar su boca y enderezando su nariz con mucho amor y cariño, no lo podía creer, era una sonámbula, Aún lo sufro mucho, se que es un egoísmo mío porque sé que él ya está descansando y lo más importante sin dolor.
¿Porqué las cosas lindas de la vida son tan tristes? Mi loco lindo ahora descansa en paz.
junio 19, 2016 a 9:11 am
Victor Valenzuela Aranguiz
Gracias por avisar Zamira. Un abrazo.
junio 19, 2016 a 9:04 pm
Victor Valenzuela Aranguiz
Sin duda este blog fue cuerdo y loco a la vez. Arturo descansa ahora.
junio 21, 2016 a 3:15 pm
ferragus
Todo mi reconocimiento, Zamira. Un abrazo con genuino aprecio.