Acepto. Ud. viene en su avión privado desde Colombia pero sin ninguna droga. No la iré a buscar en el aeropuerto porque no y punto. Llega a mi departamento. Los detalles serán fijados por c.e. Algunos aquí. Trae para mí 10.000 dólares pagados de entrada. Más la misma suma si al final, que supongo en o tras diez días trabajando yo a concho, se halla satisfecha. Sin mayor convicción previa, le creeré sobre los últimos 10 mil. Ninguna trampa es admisible. Tengo guardias seguros en la conserjería. Ud. vive conmigo en la misma cama, muy amplia. No me interesa tocar sus tetas salvo que estén muy buenas; y eso. Tampoco otras cosas de ese tipo aunque Ud. por su lado las desee. Ninguna penetración y menos aún anal, debido a que rechazo la idea de la caca ajena. Cuando laboro, lo hago. Ud. ya me conoce por escrito e incluso castamente pocas veces cara a cara. Nada le será cobrado por su estadía en mi departamento. Pocas conversaciones habrá. La preparación de la comida corre por cuenta suya, como asimismo asuntos de aseo y otros parecidos, del tipo regadío. No asumo compromisos concernientes a la difusión de su libro que yo limpiaré en la formalidad y no en el fondo de la escritura. Consta a Ud. que para esto tengo capacidades, incluso en este caso prescindibles de fondo. Yo como poco y alimentos sencillos. No bebo alcohol. Tengo un cáncer prostático -el último cáncer, supongo- del cual por ahora nada sufro. No se me ha reprochado emitir pedos nocturnos. Una empleada viene cada dos días para lo obvio. Casi nada salgo de la casa. Es un departamento lindo y pequeño (no tan pequeño). Ud. tampoco saldría excepto conmigo de acá o libremente. Tendremos una convivencia grata. Puedo, sí, ayudarla apenas pero quizás con eficiencia para la edición de su obra, llena de fallas pero por lo visto interesante sobre el fondo. Le sugiero que se refiera allí esencialmente a su vida todavía en resumen juvenil. Sus experiencias presentan como testimonio valor social para América Latina y el amor en un sentido benéfico sin moralismos inútiles. El asunto del dinero no está en discusión. Si Ud. no está de acuerdo, pues bien, no hay acuerdo. Venga en caso contrario con vestimenta elegante como es su costumbre, por favor: y, que esté claro, sola. No se preocupe por los aspectos táctiles en el lecho. Mi próstata da garantías aunque a veces para sorprenderme transforma a los espermatozoides en improvisado semen durante el sueño. Consumo pocos medicamentos. Me levanto y me acuesto temprano. Esto no priva naturalmente a Ud. del derecho para actuar a su propio gusto en la estricta materia de los horarios aparte indicados. Soy un caballero ya sin yegua. Mis sábanas son de seda italiana. Le repito un poco fatigante que no tema acercamientos corporales de mí ni de día ni de noche. Tampoco tengo miedo de los suyos. Lo cual no prohíbe cierta compañía en apacible clasicismo musical durante la paz nocturna que Dios no condena sino bendice. Para más detalles rescríbame al c.e. Mi respeto. Vea https://amaneciente.wordpress.com . Reciba si quiere un beso entre dos serios literatos. Fije fecha. Un viaje suyo quizás conmigo en su avión a Buenos Aires no sería torpe, pensando en la Editorial Sudamericana. Arturo.

P.S.: Escríbame, bajo promesa, como respuesta. Ahora iré -o quizás mañana, es muy tarde, y tengo otros deberes- al c.e. Reciba mi respetuoso e indefectible afecto. Como me es habitual, no releo. Publico esto en mi blog citado, con la indispensable prudencia relativa a su identidad. Para ese eventual viaje a Bs. As., le aconsejo mas en ningún caso para mí 30.000. Aunque yo tenga buen alojamiento gratis allá. AML.