Es Germán Bravo, amigo sociólogo pero sólo de Flacso, quien poco antes de suicidarse mediante ahorcamiento me dijo el título, a propósito del “boinazo”, a lo cual comenté “nada entiendes de política”. Él se enfadó partiendo del restaurant, de modo que yo pagase o en todo caso pagué. Última vez que lo vi más no a causa de la cuenta. Fui a su misa en San Ramón. El cura Zañartu S.J. empezó el sermón con esta frase impecable, “no porque te queramos aprobaremos tu acto”. ¿Por qué te mataste, hn.?, no me dirás que por esa mina. ¡Teniendo con la legítima una hijita de 5 años! ¡Sin preguntar nada! ¡Desgraciado! Te quiero, mierda. A la salida pedí reunión al cura. Fui. Le expliqué mi propio cuento. Quedé perplejo pero obedecí. “Sepárate, parte a Francia”. Fue duro. Volví años después. Nada que ver con el exilio, anterior, y “de oro”. Aquí estoy, en Chile. No es fácil. El que la hace la paga, aunque bueno haya estado lo hecho. En la misa para mi sorpresa se sentó al lado Cuadra, qué mierda hace éste aquí. Me susurró, sin comentario mío: “Allí tienes llorando a las putas que lo mataron”. El asunto de Germán  tuvo su breve continuación que no proseguí. Meses después murió Zañartu. No sé cómo. Espero que no como Larraín, antes, también S.J. Los S.J. incluido Poblete son en general demasiado poco tontos como para echarse o no echarse el pollo así no más (¿preferirían a las pollas o mejor pollitas?, de moda está, pero no creo).

Dije a mi padre siendo yo pendex: “Hay dos alternativas: sí o no”, no sé ya cuáles. Me rectificó: “una sola alternativa, eso entre dos presenta”. Me cagaba. Parece que salí habiloso: “No, porque puede haber otra cosa aunque no dicha y entonces entre tres dos”. Cerró admirativo el pico. Y lo rematé: “Entre cuatro, tres, etc.”. Pero él jodía por pedagogía: “¿Entre infinito y menos infinito?”. Se lo canté a lo 5 Latinos: “Dímelo tú, tutuá”. Lo cagué, sacándole otra alternativa.

Tramposo. Cambias de tema.

Es lo mismo que tú estás haciendo.

Pero yo lo respetaba. Le dejé decirme algo obvio y para ser insincero provocado por mí. Resultó esto: “Maneja mejor tu bicicleta, puedes caerte”. Sin querer recordarle que andábamos a pie. Pues esto, más la ascensión al cielo enseñada por el Catecismo habría abierto numerosas alternativas más. Moraleja para ganar yo: UN HIJO NUNCA DEBE CAGAR A SU PAPITO.

P.S. Nunca se termina de aprender. Ganó en consecuencia él, tan amado, muerto hace poco.

Todo, incluso todo, más todo preñado, parturiente y parido del fetoª gritón que es la vida reproductiva de la totalidad por nada, teniendo -ya casi dicho- en nada todo, sin que sea necesario por pleonasmo travestido e inelegante agregar “en todo nada” ni “con más o menos”, o no algo excedente que esto ausente en el movimiento de entrambos y aún fuera de tal simplificada alteridad, está finalmente destinado a la basura, así heréticamente reencarnada o peor, en suma teología resucitada, a la alegría indefectible de su vocacional realización. A quien sostenga la existencia de hermetismo en la frase anterior falta sencillez. Tanto es así que para ese ser tragado en la complejidad el concepto mismo de predestinación nace en extravío cual perfecto aborto de su propio ser y constituye victoria tomista del cristianismo aristotélico que lo ha pervertido en la línea recta y falsamente contradictoria del platonismo superviviente aún en cuanto nudismo de su completa nadería. No se nos vaya a complicar la cosa.

La madre no quiere que su hijo crezca ni nazca en el poblado Nazca al norte donde a lo sumo se alza la aldea Peor Es Nada al sur de la pretenciosa Región Metropolitana. Por comparación loª desea para siempre, aun muerto, incluso hecho un desperdicio de huesillos pollinos, en su demoníaco vientre de momia salitrera o carbonífera, cuprífera o petrolífera, anaranjada o de color violáceo, aymará o respectivamente mapuche, caliente o fría, mestiza o central, pescadora o pirquinera, bailarina o mejor dicho paralítica, linarense u ovallina, chilena o ex chilena, ariqueña o puntarenense, centrista o centrista, foca o puma, carrerista o rodriguista, lautarina o alemana, virgen o puta, serenense o coquimbana, estúpida o idiota, borracha o perra, madre eterna o madre eterna, temucana o copiapina, evangelista o hipócrita, pimienta o salmantina, llama u hoguera, Moneda o Ahumada, pacífica o cruel, peruana o boliviana, Patagonia en Do o en Re, el Colo o la U menos por lucha de clases la UC, la Parra o el Parra, el hombre o la mujer, la momia o el momio, el cuico o el rasca y lo anterior a la raya o esto que la ha seguido.

Ganó mi papito. Espérame, ya voy. ¡”Aylwin, por favor…! ¿Dónde dejamos a Piñera?”.