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¿Murió mi padre? No importa. ¿Naciste tú según supe por vía muy indirecta, nieta cuyo nombre aún ignoro: ¿quizás Cecilia? Qué me importa, si ni siquiera a tus hermanos por determinación de mi hija conozco. ¿Empieza el otoño? Y a mí qué. ¿Mañana será el cumpleaños de mi a(h)ijada Claudia? Se me olvidó. ¿68 muertos más en Bagdad? Normal, mejor: uno menos que ayer; o peor, por la demografía. Se vacían las iglesias europeas: pura lógica. ¿Qué hace el abuelo en “Pedrito y el Lobo”? Toca el corno. ¿Se agoniza en el dolor corporal? Es psicológico. La memoria se conserva en alcohol eufemísticamente llamado agua (viva) según Benveniste. Una lagartija cruza bajo la luz tardía del sol en una terraza. La resurrección de Cristo es una certeza científica.

– Lázaro, levántate y anda.

– No, la vida carece de interés.

– Tus hermanas sufren viéndote muerto.

– Son lágrimas de cocodrilo enfermo de conjuntivitis.

– Te lo ordeno, levántate y anda.

– Nadie me manda.

– Soy Dios.

– Jejé.

– Al Infierno irás.

– “El Infierno está aquí” (Juan Pablo II).

– Hereje. Y nada sabes. Hay peor que el fuego eterno.

– Ay, qué susto.

– Si no te levantas y andas, causarás mi desprestigio ante el vulgo.

– No tendrías Vaticano con sus pompas y sus obras.

– Eres comunista. No te levantes ni andes. Te lo ordeno.

– Fácil te es ordenar lo que no puedes hacer: así se te obedece. Juegas a la dialéctica. Pero no piso el palito. Me meto por el culo la negación de la negación.

– Lázaro, no digas la palabra culo sino la palabra popó ante Dios.

– ¿La prefieres por detrás? Ya nadie cree en ti. Das lo mismo. Eres la voz que ya ni clama en el desierto edénico del cual deserto y desisto. Tus latas sobre el amor las multiplican cualitativamente y lo vacían de todo contenido. Es un huevo hueco.

Mañana anularé mi contrato con la Isapre.

– Pido que se haga según tu voluntad y no la mía, Señor. Tú decides sobre la longitud intensa del tiempo. Eres mi único médico válido. La medicina humana sólo ha venido aniquilando mi cuerpo y por consiguiente también mi alma en el dolor. Actúo así no sin dudar pero dentro, creo, de la libertad moral que me diste al preconcebirme mediante mis padres chilenos. Estoy ya sanando. Me levanto y ando. Por la libertad que me diste obedezco. Sonríen mis hermanas: “ahorraremos dinero”.

Estamos viviendo una gigantesca revolución mundial, superficialmente llamada globalización y crisis. La drasticidad de este cambio es incluso emergente en el corazón individual, con contradicciones, por cierto. Se trataría de algo menos relacionado con la economía, con las finanzas, el régimen político, las religiones, la industria, el comercio internacional, la diafanidad de las fronteras, el narcotráfico, el calentamiento global, la energía, la injusticia social (infeliz es el argelino habitante en un HLM de suburbio parisiense y no quechua en la selva amazónica), etc. Todo esto se acumula y cuenta muchas veces con dolor por lo demás interclasial, es verdad. Así Eugenio Tironi ignora que las naciones de la felicidad, nórdicas, presentan las más altas tasas de suicidio en el planeta… será por el clima que los igloos árticos demuestran menos mortalidad autoinferida. Hay mucha estupidez en las ciencias sociales. Pero más allá y más acá que todo esto, con sus entremeses, está la cultura. Por razones comprensibles y casi humorísticas en su época Marx parte su Das Kapital por un error capital: la economía domina a la cultura. Hegel tenía la razón en la esencia pero Marx en la existencia. Me quedo compasivo con ésta. La cultura es fraternidad en la memoria proyectiva de esta humanidad en mundialización. Una nueva noción de esperanza naciente se halla en curso aún apenas entrevisto. Es la crisis residente en comprender que se es más feliz con menos. Sin miseria cuyos residuos en el mejor de los casos permanecerán como sufrimiento ojalá marginal pero intrínsecamante humano. Miseria material, miseria moral, «transversal», como diría Boeninger. Sí, se puede vivir mejor y se vive mejor con menos que con más. Menos yate, menos jet, menos R&R, menos 4×4, menos mansión, menos dinero, menos prisa, menos cavilación, menos incomunicación, menos hipocresía, menos egoísmo, menos moto acuática, menos figuración, menos falta de respeto a la naturaleza, menos celular, menos vicio por la salud, menos imbecilidad. Sí, se puede vivir mejor y se vive mejor con un verdadero más que con un falso menos. La educación establecida suele ser un señuelo. Ayer mi empleada trajo nísperos, uvas peladas y limones de su patio. Estaba contenta del regalo. En mi departamento no tengo frutos. Se la ve humilde, honesta y alegre. No tiene piscina iluminada en la noche. Vive en Cerro Navia. Cuida a sus hijitas. Ama al marido. Es serena. Nos respetamos. Tiene sentido de la solidaridad. Compró un autito oriental. Come en familia con sencillez. La globalización y la crisis, ¿no nos están empujando gracias a Dios, a nosotros mismos y a nuestras oraciones favorablemente para que seamos a la vez menos soberbios y menos miserables? ¿No a más inteligencia compartida? ¿No a más aceptación dulce de la incertidumbre? ¿No a más paz interior y común? Miremos más allá de nuestras narices. ¿No hay una evolución a la apertura y a la tolerancia no permisiva en las iglesias? ¿No es increíble que el país del KKK haya elegido como Presidente a un negro? ¿No hay signos positivos en esta vida? Más que saberlo, yo creo que sí. La crítica mundialización estaría abriendo caminos hermosos para la vida y la muerte. Escribo esto antes de mañana.

sábado 14 Marzo 2009 Sábado de la Segunda semana de Cuaresma Hoy la Iglesia celebra : Santa Matilde, Nuestra Señora en Madhu Ver el comentario abajo, o clic en el titulo Cardenal José Ratzinger [Papa Benedicto XVI]: «Un hombre tenía dos hijos» Evangelio según San Lucas 15,1-3.11-32. Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo entonces esta parábola: Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de herencia que me corresponde’. Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’. Entonces partió y volvió a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: ‘Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo’. Pero el padre dijo a sus servidores: ‘Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado’. Y comenzó la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. El le respondió: ‘Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo’. El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: ‘Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!’. Pero el padre le dijo: ‘Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado'». Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

 

En la última pintura de Rembrandt sobre esta inmensa parábola, el hermano mayor ha entrado en la casa y observa. Tal posibilidad esperanzadora no es considerada por el interesante texto papal de hoy. Hace poco tiempo escribí en https://amaneciente.wordpress.com una frase triste:
 
«El hijo pródigo partió otra vez».
 
Es como decir que ya antes había partido. Como decir que siempre se está en cierto modo partiendo y regresando de nuevo. Como referirse a un detenimiento en la oscilación permanente de la cual habla Valdimir Jankélévitch, no sé ahora si en «La mort», «L’irréversible et la nostalgie» o «Le pardon». Un amigo filósofo de Francia, comunista, me introdujo a la lectura deVJ, judío-ruso-francés pero simultáneamente tan cristiano y tan conmovedor. Yo soy y permaneceré católico aunque sienta profundos desacuerdos con mi suicida Iglesia curial.
 
Creo que no deben ser omitidos el oportunismo del hijo pródigo para regresar donde su padre sin que además se haga mención alguna en el Evangelio de la madre, sí considerada al parecer por Rembrandt… detrás del «Creador». Tengo entendido que la vida de este genial pintor de la luz en la obscuridad fue evolucionando no sin sufrimiento desde la soberbia hacia la humildad, fuente subjetiva y objetiva de felicidad. Bienaventurada es la gente humilde de hecho y de palabra. Yo quise ser sacerdote. Me lo fue prohibido por la madre a quien amo. Yo amo. Tengo cuatro hijos vivos y numerosos nietos y nietas. Los veo poco pero están en mí. Mi vida sigue siendo extremadamente intensa y cada día más apacible. De lo cual doy gracias a Dios, «padre y madre a la vez» (Juan Pablo I): técnicamente, «hermafrodita». No yo, masculino e incluso heterosexual sin excepción.
 
Ruego a Jesús que acreciente nuestra libertad dada por Dios de amar en paz. Soy otro hijo pródigo en retorno sin haber vivido entre cerdos por lo demás hermosos sino a lo sumo, por ocasiones, en soledad humana. Como quizás tántos de vosotros en nosotros.

Antes no. La voz de tu mujer me dio el sentimiento de la seguridad. Ella comprende. Iré. Dime, sin ya quizás, cuándo, cómo y dónde. Asevérame que será por toda la eternidad. Nos casamos sin cansarnos de amor. Me contarás cuentos tan lindos que me dejarás dormida soñando, cornudo, con el príncipe azul vestido de gris sobre su perra roja. Yo saldré de las ramas ensangrentadas sentándome enseguida sobre las ancas de ésa pero abrazada a ti, mi amor, mi infinito amor. Sentirás la confianza de mis perfectos senos apoyados en tu espalda. Ves que las manos dulces de mi abrazo en retaguardia descienden. La perra roja se metamorfosea en potro negro, parodiando a Stendhal. Te amo. Me has rescatado de entre las marañas, las arañas y las musarañas de las enredaderas ya tan nocturnas. Eres el tentáculo de Dios. Sueño apoyada sobre tu dorso que ahora sí has venido y que la perra irlandesa, el potro argentino y yo la Reina vamos galopando sobre ti, Centauro celestial. Nada te pesa. Sonriente no puedes morir. Tu mujer baila cogida a tu cola, timón de plumas. Esto es poesía. También duermes, en la prosa de tu cabellera blanca al viento. Sueñas con mi néctar de Lady Godiva bebido por el lomo de tu piel suave y alba. Botas a la setter. Al azabache desechas por tu perfeccionismo heterosexual, monstruo con alas entre equino y humano. No hablemos sobre tu larga cola en pelos pegados y mordidos de incomprensible amor por aquella voz que me permitió decirte “ahora sí”. Pues bien, sueña. Ni aún ahora sí. Jamás. Sueña. Yo, la bella durmiente, soy permanente. Mis sueños no sueñan nada. De allí su esencia maravillosa. Mis párpados son transparentes como alas de mariposa naciente desde las hojas de un sauce llorón que en la noche llueve gota a gota sobre la tierra. Tú no comprendes nada, Centauro. Sueñas. “Ahora sí” significa otra cosa que tú. ¡No existes! Soy mujer. Somos mujeres. Al carajo la perra roja. Vete. Déjanos con el potro. Presenta la dulzura de su genética y educativa homosexualidad. No molesta con tactos sin tacto. No nos aburre con sexo. Es mudo. Corre brillante en su negrura como las estrellas corren en la noche o el recuerdo durante la bella muerte que duerme aceitando al Centauro. No hay solución. Todo es un problema. La solución de un problema no es sino otro problema más grave y así sucesivamente, tanto mejor, porque sin empeorar, ¿sería posible mejorar, amado mío, mi Centauro azabache y terrestre?: ¡Ahora sí! Ofrecida a ti estoy incluso de cuerpo. Iré. Penétrame con el músculo viril de tu poesía, huevón. Nada entiendes de mí. Eres tonto. ¿Te es imposible comprender, centaurito, algo tan sencillo como que queriendo pico no quiero ni pico? Aburre el sexo, reconócelo. Hazte caballo. Vamos de alma a alma como en una red vacía. Sé sencillo. La novia te espera en tu sueño. Ahora sí. Como una mariposa, una virgen.

Está re abierta la parte de comentarios, para que puedan escribir lo que deseen, eso sí, siempre con respeto y cariño. No destruyamos esto. Demos lo mejor. El alma no envejece, así que entreguemos lo mejor que tenemos ahí. Comentarios frescos y respetuosos, para que compartir vuelva a ser como antes.

bienvenidos

das

Hay cambio de criterio. Existirá censura en A.I. Incluso previa respecto de ciertas personas demostradamente inválidas. No serán admitidos más improperios de ninguna especie, ni siquiera el recurso formal a las risitas: el texto que los traiga será automáticamente eliminado. Es necesario restablecer aquí una seriedad de fondo que no excluya a un exigido, exigente y natural humor. No creé A.I. para imbecilidades en las cuales por imantación también he caído. Caso cerrado.

 

La Administradora cuya presencia honra al sitio está de acuerdo con lo anterior. Hemos tenido desencuentros superados. Ella demuestra su generosidad continuando su trabajo aquí a pesar de su inminente reingreso a la Universidad. Pero pienso que su labor en A.I. la será útil allá. Deseémosle lo mejor en todos los planos. Es una persona de valor que puede entregar con felicidad grandes cosas en su vida. Caso abierto.

 

Caso cerrado.

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