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Por Marthe.

(Ella, amiga, escribió en francés pidiéndome que tradujese su texto al castellano, que lo publicara en “Amaneciente Incertidumbre” y que no divulgue su apellido. Se trata de una oración donde Marthe evoca a su manera algunos pasajes de este sitio, proponiendo quizás más que ellos, y al Padrenuestro. Hela aquí, confiando en ser yo fiel a ella y a mí, para ti).

Dios, ruego que se haga en mí tu voluntad a la cual me entrego si puedo desde la libertad mía con que me concebiste. Estás en toda tu Creación; más allá, en el infinito; y más allá que éste. No llego a imaginarte. Pero -es superior a eso- creo en ti, con mis limitaciones de imperfecto ser humano. Creo que eres el amor, el perdón y en tu Hijo la humildad de ti encarnado. Te imploro que nos ayudes a mejorar la vida acercándonos por tu omnipotencia a ti, viniendo tú a nuestro eterno encuentro, de modo que el velo del Espíritu Santo cubra a todas las almas de la Creación, unidas a ti gracias a tu amor en nuestro amor. Señor Jesucristo, ten piedad de mí. Ten piedad de mí, Señor Jesucristo. Danos cada día el pan de cada día. Glorificado sea tu nombre. Estás en el cielo, en la tierra y en todo lugar, como en el principio, ahora y siempre. Te doy gracias por la virgen María, está contigo, madre tuya, llena de gracia, bendita como el fruto de su vientre, Jesús; ella quien ruega por nosotros. Oh, María, madre mía, oh consuelo del altar, amparadnos. Padre nuestro, tolera si quieres que caigamos en tentación, pues no somos tú ni como tú, pero apártanos del mal, de la soberbia, de la mentira. Da pureza sencilla a nuestra fe. Haz que ningún rastro de rencor quede en mí. Que recibamos la paz que nos dejas y nos das. Que en alegría amemos. Que nuestra cruz sea liviana. Amén.

Usa mucho jabón. Tiene dinero. Paga mal a sus trabajadores del bolseo. Miente con naturalidad. Es sólo virrey tuerto en el país de los falsos ciegos. Posee cultura sumaria, del tipo “quien esté libre de culpa lance la primera piedra” que él lanza, tenaz. Se cree más inteligente que Ud. Su mujer no lo ama. Considera ser hermoso y se “hace” las uñas (que, nervioso, come) y el pelo en la casa. Habla mucho y +/- bien para no decir nada. No va en el estricto sentido a casas de putas. Le gustan las minas jóvenes: “estoy en reunión”. Detesta al Pepe, más genial (AFP) pero más rígido que él. Comete errores que comenta con cara de raja. Ni sus subordinados creen en él pero “some money is money”. Es simpático y entretenido. No le da para Presidente. Morirá solo y arruinado. Sin olvidársele no obstante el jabón Marsella. Yo quiero al Seba, ¿se nota? Está haciendo una obra patriótica: perder otra vez. En el fondo ahora es freísta, como dijo alguien y también yo. De hecho hace lo posible para fracasar. Sabio podría ser esto. Vivido un relativo triunfo en el bolsillo, ¿por qué no conocer la espiritualmente enriquecedora derrota? Cristo descendió a los infiernos…

Este Tatán me da risa. Se la agradezco. Es mejor que el Coco Legrand. Su avidez por el “poder” titánico prepara al invencible chaqueteo de algún Flores, aun si “ganare”. Ten miedo, Piñerita. Quedarás en la herradura de la ciénaga. Sí, se mira la dentadura de caballo regalado. Más valen cien pajarones volando que uno en la mano: el tuyo basta. Pero elige: ¿cóndor, zorzal o gorrión?

No vengas con cuentos. Tu platita en extinción e irrelevante no sale de la nada ni de tu supremacía hemisférica en el cerebelo. Poco peor habría para Chile un Presidente como tú. El despelote de la UP al revés. Soy conservador, no anarquista. Tu narcisismo es cargante pero no tiene remedio ni siquiera en Farmacias Ahumada o en la Clínica Las Condes, donde ya no iré jamás, porque la última vez teniendo ella una deuda mía = 0$ no se me restituyó el anterior e ilegal cheque de garantía. Pero además -yo iba a hospitalizarme por sida, claro- me fueron exigidos dos cheques adicionales, uno para la hospitalización y otro para… ¡los honorarios de los médicos! Así gobernarías tú. Es tu paradigma. Avergonzada se halla el alma de tu padre.

Pero votaré por ti si me ofreces buenas coimas. Tu S.S.

Son pareja. Él de izquierda, ella de derecha. No hay conflicto por ello. Ayer en la radio él escuchaba un programa político donde era entrevistada una izquierdista.

– Ven, es de derecha.

Fue y escuchó atentamente hasta el final, concluyendo: “estoy 100% de acuerdo con ella, me parece excelente, ésa es la derecha que me gusta”.

El hombre aún no quiere decir, por reír, la verdad. Se interroga sobre qué habría sucedido si la cosa hubiese sido al revés. Opta por no responder a esta pregunta cuya respuesta es obvia para una persona tan perspicaz como Ud. Pero pide a un amigo que ponga título a este militantismo de etiquetas.

Ese amigo -yo- accede.

1º Es, en términos relativos y comparativos, honesto. 2º Se lo dice tonto sin serlo en absoluto. 3º Habla, no sin equivocarse a veces, lo justo y necesario. 4º Es un observador atento de la realidad incluso minúscula. 5º No es farandulero ni exhibicionista. 6º Ha cambiado de peor a mejor. 7º Nada de utopista en política hay en él. 8º Sorprenden ciertos silencios suyos y, ahora, una tendencia a alzar la voz. 9º Conoce en profundidad al país. 10º Lo imagino buen marido y buen padre. 11º Se parece en el fondo más a su madre que a su padre. 12º No tiene helicóptero. 13º Sí tiene apoyo nada fanatizado desde la UDI hasta el PC. 14º Es prudente sin cobardía. 15º Su nuevo “look” le favorece. 16º No cederá ante el Perú o Bolivia ni descuidará al Sur. 17º Su relación con las fuerzas armadas y de orden es excelente. 18º También lo es con el empresariado. 19º Está consciente de una solución ecológica para el desarrollo. 20º Lo más deseado por él es menos desigualdad social. 21º Posee el sentido de la dignidad presidencial. 22º Será heredero de un buen gobierno, con fallas, por cierto. 23º Su esposa figurará menos que antes, a causa de los nietos… 24º Respetará a la oposición y será estricto respecto de la Concertación. 25º Viajará, pero un poco menos. 26º No es un beato. 27º La gente le cree. 28º Es muy chileno incluso en su perfectible y a veces fome dicción. Ya basta. Me aburrí. ¿Qué de lo dicho es erróneo? Diga, para corregir. O agregue. Y, si quiere, compare racionalmente a Frei con otro.

“En el Principio era el Verbo”. Es frase misteriosa. Pero de tanto ser repetida a lo largo de los siglos se ha transformado en un dicho. “Y el Verbo era Dios”. Misteriosa es no obstante la fe en Dios. Al igual que la falta de fe en él. Pues ¿alguien de Uds. puede demostrar la inexistencia de Dios? No. Levante el dedo quien lo pueda. Silencio en la noche dactilar. El positivismo racionalista se nutre así de una raíz perfectamente irracional. Es de ésta que brota la mala hierba del “racionalismo” Más irracional aún, por su estrechez intelectual (tema ya tratado en A.I.), que la creencia en lo inimaginable, salvo por Cristo o aun -y con- Jehová. El culto de la razón pura suele además desdecirse en el último suspiro. No ocurre de este modo al creyente a pesar de su conciencia sobre la pobreza de su fe, cuando ésta carece de fanatismo; como debe ser: a menos dogma, mayor religiosidad.

Bien. Este problema es por ahora insoluble. Sólo la mentira a otros y a sí mismo lo “resuelve”. Quien habla en nombre de Dios como si lo conociera peca de soberbia. Quien lo niega fingiendo conocer la nada es además ignorante. Incluso Marx (“la religión es el suspiro de la criatura oprimida”) comprendió esto pulverizando por el arte de la filosofía a Feuerbach. Y desde el otro extremo ideológico algo parecido acaeció a Nietzsche, “el Crucificado” según sus últimas palabras anteriores a su década de mutismo final. Comte en cambio habría representado la mediocridad impura del racionalismo puro; un tonto del “progresismo”.

El sacerdocio compuesto de “pastores” que se mienten y mienten mucho a sus “ovejas” trasquiladas (entre ellas yo, católico, chileno y por ejemplo abogado) resultan “salvo honrosas excepciones” (cf. Pinochet sobre los políticos) un poco detestables sin entrar a palabras mayores que resultan más y más detestables dada su “ejemplaridad” en los planos vestimentario, sexual, etc. No insisto ni si quiera a contrario sensu sobre esto. Sería lata letanía.

Me estoy yendo, empero (qué palabra más ridícula: non obstant, mejor?), por las ramas. Más la eutanasia que la eugenesia. OK. Corrijo, pues. Más vale hacer leña del árbol caído que del árbol vivo. Más la eutanasia que la eugenesia. En el Principio era el Verbo, all right. Pero en esta lógica de causas a efectos… que proponen el Génesis 1, Mateo 1 o Juan 1, v.gr., ¿qué precede al Principio, es decir al Verbo o “Zeus”, “Alá” o, panteísta, a Ud. y cualquiera cosa, como divinas tarántulas, víboras, palomas, moscas, vacas locas,…?

Antes de Dios, es decir Nada, no había Antes ni Tiempo en general. Hasta que el Vacío del Silencio tuvo la ocurrencia desde su Ser sin Ser con Ser sin Ser con Ser y así consecutivamente de la Creación en medio de la cual apareció el mismísimo Demonio con su cola comunista. ¡Pero entonces la Nada no era Nada! ¿Cómo sin Dios puede haber Dios? ¿Otro “misterio”? ¿Cuestión de “fe”? ¿Tontería ajena a la preocupación divina, oratoria y al mismo tiempo agnóstica de las víboras?

Si después de la muerte terrenal o sideral no queda absolutamente nada, pero nada de nada, seríamos como Dios antes de su Principio: nada. Pero si la nada es, es. Jodido el problema. No importa. Los tontos que no se preguntan nada son más inteligentes que los inteligentes. Ya sé que me estoy contradiciendo pero lo mismo pasa a Uds., “inteligentes”. La ciencia es una ficción. La tecnología es Babel. La filosofía es un paseo inferior al lenguaje de las abejas. Los triángulos multitudinarios de aves al atardecer en el cielo saben más de matemáticas que Euclides. El ser humano no puede comunicarse por algún tiempo sin la miseria de escribir. El amor es aquí un negocio. La esperanza es una impostura. La fe es cretina. Seremos nada. Así somos Dios.

¿Cree Ud.?

Nada se agradece, por falta de educación y por rabia provechosa de haber recibido algo: ¡yo lo merecía y merezco el agradecimiento por haberme humillado al aceptar en la necesidad satisfacción absolutoria de culpabilidad ajena en nada relacionada con el amor sino sólo con un narrativo y a menudo mentiroso orgullo! Incluso la mentira se convence hasta creerse demoníacamente santa.

Das, se te lo acepta, luego pides y no pasa nada. Más que decepcionante esto resulta curioso. No es que buscases recompensa, “hoy para ti mañana para mí”, no. Fuiste libre al dar. Fue libre al no ayudarte. Dentro de tu pena, ¿quién más apenado en el fondo se despeña?

La injusticia y la desigualdad sociales en Chile -no sólo acá, ¡qué va!: en el “país nórdico de la felicidad” según el negociante Eugenio Tironi, aquél donde la tasa de suicidio juvenil e infantil es la más alta de la humanidad- están destruyendo a toda la Tierra. Creer en la solidaridad representa un sueño uterino que grita al nacer. La gente sobrevive por dinero, figuración, palabrería, hasta que pasa a la resurrección en la desgracia sobre el recuerdo sintético de su estúpida vida: un piano de cola, un Jaguar, el incómodo camino a Cerro Nevado, Creta en yate y cualquiera cosa más, cuyo inventario sin pago no hago.

No digo que la gente pobre sea inocente. Suele ser criminal. Pero formada así por la criminalidad peor y ostentosa, insolente, de la ostentación material que “esconde” algún candidato a no se sabe ya más qué. Lujuria, omnisciencia de mis cojones, poder ilusorio… ése es el destino de la soberbia.

Hay excepciones por todos lados, claro. Mas “muchos son los llamados, pocos los escogidos”. Con sabiduría natural, moral, filosófica, cultural, científica, política, económica, social, tecnológica, ecológica, adusta, solidaria y feliz es la humildad.

Existe una especie de suicidio colectivo para todo el país desde la clase alta en Chile. “La empresa no es una obra de caridad” escuché decir al hombre más rico de Chile. ¡Pero sí, lo es! No para andar repartiendo billetes pero sí para asuntos decisivos que comienzan por la honestidad, la verdadera y prudente innovación, el respeto real a su alter ego por pobre que sea, el trabajo consecuente por la justicia.

Ya sé, es utopía. Eso nunca ha ocurrido, no ocurre, no ocurrirá. ¿Y por qué no? ¿Sería debido a una carencia en la inteligencia y el corazón?

El alma en divinización tiende a un silencio. Lo hace comprendiendo no sin quiebre interior y exterior, si algo comprende, como en efecto ocurriría, que la palabra propiamente tal jamás alcanza a expresar aquella intuición de la infinitud no obstante viva en aquélla. Nunca a comunicar ni siquiera a sí misma la magnitud de su fe amorosa, contradicha, dolorosa, moribunda, renaciente, más feliz.

La vida es el milagro sin cuya esencia misteriosa ella no existiría. Imposible es para el ser humano descifrar el misterio del milagro. Su tentativa por lograrlo resulta invariablemente fracasada y desesperada o, por inercia desesperanzada, nihilista. Pero le ha sido dada en gracia más que eso. Y es una conciencia a menudo espontánea de la humildad inherente a la pobreza de nuestra fe, fuente de generosidad alegre, por tanto naturalmente perseverante, compasiva y fraternal en la tierra y ante la tierra.

El mal más que mal es error. De una antropocéntrica ignorancia humana sobre lo real, lo irreal, lo imaginable y lo inimaginable surgen nuestras pasiones más destructivas y autodestructivas, ésas que tornan inaccesible la paz, en ti, en mí. Sólo la oración poco locuaz y en lo posible practicada pero sin ostentación, que la apaga, es capaz de alzarnos a la misericordia divina y al reencuentro ayer, hoy y mañana con ella y con la buena voluntad.

No hallo ahora palabras complementarias que disminuyan la limitación de las anteriores. Entre vosotros, creyentes, fariseos, agnósticos, ateos, yo callo en esta noche, pues.

Antes no. La voz de tu mujer me dio el sentimiento de la seguridad. Ella comprende. Iré. Dime, sin ya quizás, cuándo, cómo y dónde. Asevérame que será por toda la eternidad. Nos casamos sin cansarnos de amor. Me contarás cuentos tan lindos que me dejarás dormida soñando, cornudo, con el príncipe azul vestido de gris sobre su perra roja. Yo saldré de las ramas ensangrentadas sentándome enseguida sobre las ancas de ésa pero abrazada a ti, mi amor, mi infinito amor. Sentirás la confianza de mis perfectos senos apoyados en tu espalda. Ves que las manos dulces de mi abrazo en retaguardia descienden. La perra roja se metamorfosea en potro negro, parodiando a Stendhal. Te amo. Me has rescatado de entre las marañas, las arañas y las musarañas de las enredaderas ya tan nocturnas. Eres el tentáculo de Dios. Sueño apoyada sobre tu dorso que ahora sí has venido y que la perra irlandesa, el potro argentino y yo la Reina vamos galopando sobre ti, Centauro celestial. Nada te pesa. Sonriente no puedes morir. Tu mujer baila cogida a tu cola, timón de plumas. Esto es poesía. También duermes, en la prosa de tu cabellera blanca al viento. Sueñas con mi néctar de Lady Godiva bebido por el lomo de tu piel suave y alba. Botas a la setter. Al azabache desechas por tu perfeccionismo heterosexual, monstruo con alas entre equino y humano. No hablemos sobre tu larga cola en pelos pegados y mordidos de incomprensible amor por aquella voz que me permitió decirte “ahora sí”. Pues bien, sueña. Ni aún ahora sí. Jamás. Sueña. Yo, la bella durmiente, soy permanente. Mis sueños no sueñan nada. De allí su esencia maravillosa. Mis párpados son transparentes como alas de mariposa naciente desde las hojas de un sauce llorón que en la noche llueve gota a gota sobre la tierra. Tú no comprendes nada, Centauro. Sueñas. “Ahora sí” significa otra cosa que tú. ¡No existes! Soy mujer. Somos mujeres. Al carajo la perra roja. Vete. Déjanos con el potro. Presenta la dulzura de su genética y educativa homosexualidad. No molesta con tactos sin tacto. No nos aburre con sexo. Es mudo. Corre brillante en su negrura como las estrellas corren en la noche o el recuerdo durante la bella muerte que duerme aceitando al Centauro. No hay solución. Todo es un problema. La solución de un problema no es sino otro problema más grave y así sucesivamente, tanto mejor, porque sin empeorar, ¿sería posible mejorar, amado mío, mi Centauro azabache y terrestre?: ¡Ahora sí! Ofrecida a ti estoy incluso de cuerpo. Iré. Penétrame con el músculo viril de tu poesía, huevón. Nada entiendes de mí. Eres tonto. ¿Te es imposible comprender, centaurito, algo tan sencillo como que queriendo pico no quiero ni pico? Aburre el sexo, reconócelo. Hazte caballo. Vamos de alma a alma como en una red vacía. Sé sencillo. La novia te espera en tu sueño. Ahora sí. Como una mariposa, una virgen.

Árbol.

Frutas.

Flor.

Canario.

Cielo.

Primavera.

Libertad.

Canción.

Juego.

Lluvia.

Vida.

Lactancia.

Calma.

Soñar.

Amar.

Conversación.

Beso.

Horizonte.

Dios.

Papá.

Mamá.

Reconciliación.

Casa.

Roca.

Oleaje.

Musgo.

Puré.

Pejerrey.

Respiración.

Tomate.

Paseo.

Gratuidad.

Agradecimiento.

Risa.

Gentileza.

Aroma.

Arte.

Sol.

Sorpresa.

Tú.

Hola.

He aprendido de ti. Es tu honestidad lo que más me conmueve. Has hecho renacer como descubrimiento de un redescubrimiento -antes de ti echado al basural de un olvido inoperante y tenaz, porque siempre un poco rencoroso- la paz de tenerte confianza sin restricción y el gozo de serte enteramente fiel. Todavía no sales de la casa y ya te extraño. Bella es la conjunción de tu mirada y tu sonrisa. Eres persistente hasta convencerme por argumentos además preñados de afectividad sobre asuntos que yo impugnaba. Y para mi curiosidad obedezco, no en todo, claro. A veces peleamos. Esto dura una nada y en el fondo nada grave toca. Sin fingimiento solemos escuchar que se nos salen las palabras “te amo”. Tus ronquidos cantan. No te esfuerzas por darme placer poniendo lo mejor de ti en las comidas sabatinas y dominicales. Te complaces dando placer. No temas, dejaré toda intimidad corporal de lado. Eres rabiosa. No importa. Tiendes a dominar. No importa. Cuidas plantas traídas por ti. Te alegra verlas florecer. No soy celoso porque ¿por qué? Tú lo fuiste, ya no. Te estoy esperando. Ya adivino tus primeras palabras, qué se le va a hacer. Eres puro amor y amor puro. Duermes como un ángel que a veces patalea e incluso patea por sueños cuyo contenido ignoro al igual que tú: malos recuerdos, preocupaciones. Pero no puedes separarte de mí. No es que yo sea demasiado grande. Es que mi imaginación te saca de la administración. No te aburres, es normal. Me cuidas sin ejercer de enfermera porque para esto no estás aunque compres los medicamentos por decisión propia. Cuidas la casa sin oficiar de empleada doméstica pues para esto ya tenemos una muy digna de respeto. Te paseé por la Francia más hermosa y fuiste feliz. Eres querida por mi inmensa familia. Acabas de llegar con amables palabras, sin queja ni cansancio. Debo en consecuencia dedicarme asombrado a ti. En ti reúnes a la feminidad, múltiple y única. No sé cómo explicártelo. Corresponde que te dé un penúltimo piropo. Uno sufre por no sentirse amado a la altura de lo que ama. Y recíprocamente. Por creer no sentirse amado y aun por creer que ama poco. En esta disyuntiva a veces unificadora reside la esencia de la vida. Bueno -río- he aquí el antepenúltimo piropo, que viene de ti a mí, “nunca he amado a alguien como a ti”. Te felicito. No es narcisismo. Es la convicción pectoral de creer que sólo si amas eres en verdad amada. Valiendo lo mismo de hombre a mujer y en la apertura valiente, sensata, a alguna religiosidad menos exterior que interior, incluso -no es mi caso- agnóstica. La fe… tema ya tratado en A.I. No es siempre por totalitarismo teísta que se adjudique al ateo fe. El sentimiento de la compasión general lleva consigo tristeza y grandeza. Nacen signos de esperanza humilde hoy en el mundo. Dios quiera que así sea. Hagámoslo, bella, doncella, estrellas. La noche está estrellada. No tirita en vosotras el astro nocturno: ¿buen piropo? Releed.

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