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Hubo un día en que salí de noche. Conduje lentamente el automóvil por la ciudad. Pasaron horas, sin música. Observé los distintos barrios. Descubrí silencio; muchos perros vagabundos; un guarén atravesando la calle; escasísima circulación; ninguna manifestación de violencia en Las Condes, Maipú, el Centro o La Pincoya; algunas prostitutas que me miraron; carretas tiradas por caballos con hombre y mujer arriba; el surrealismo de la modernidad dormida; el campo santiaguino; cartoneros; alguien durmiendo en un banco o sobre el pasto; hoyos de la tierra en el asfalto; la historia urbana; el siguiente ajetreo diurno; la luz de pocos bares clandestinos; un transeúnte viudo; el recuerdo de “noche oscura nada veo sólo tengo mi farol”; los sueños y las pesadillas de la muchedumbre tan callando; aquel “auto de mi papá” regresando velozmente a La Dehesa; un radiopatrullas de carabineros; pimientos polvorientos a la luz de la luna; mi esposa y mis hijos en la cama; otro cigarrillo; obreros haciendo limpieza; la mujer que no encontré en toda la vida o que no existe; ahora sí la radio Andrés Bello; la parroquia de la Anunciación; la memoria de Caleta Abarca; el trabajo mañana en un rato más; el colegio; la pobreza; mi amor a Chile; los adoquines en Pedro de Valdivia; la plaza Ñuñoa; el río de barro; la cárcel pública; la tortura en Villa Grimaldi; el Stade Français; el bunker de Pinochet; el regreso; la conciencia de la hora con la esposa preocupada y furiosa; la conciencia culpable de este limpio paseo; el control remoto; y el dormitorio.


Se me acaba de ocurrir el título. Bueno, ¿no? Yo no sé qué pasa. Pero, de pasar, algo pasa. Por aquí o por allá. Debe ser un malentendido. La gramática se presta a distorsiones, carece de lógica. Decídase: ¿sí o no? “Dábale arroz a la zorra el abad”. Con curry. A propósito, les voy a contar una historia. Nadie me da pelota. El árbitro chifla “off side”. Menos mal. Lo mejor es enemigo de lo bueno. El tiempo dirá. El problema está en la época y la edad. Ahora sufro de visible elefantiasis. Las venas de los pies surgen hacia el porvenir. Nadie me quiere. El surrealismo se halla por etimología encima del realismo. Blest Gana te gustaba más que Balzac. En materia de gustos hay mucho escrito. ¡Vivan las Santas Escrituras! Nadie es más tonto que Dios. Una lombriz se agarra del Paraíso. Allí no hay afrodisíacos. Sobre todo imposibles si africanos. ¿Existen mujeres negras? ¿Asiáticas? No: sólo rubias por ejemplo necias. Fui a Hollywood. El racismo era fenomenal. No te encontré, amor. Caí en éxtasis. Una sombra con garras me agarró del cuello durante la noche. Fue injusto. La Justicia es ciega y tarda pero llega. Soy notario. La vergüenza se cubre con hoja de parra. La perra pone cuernos. No por castrado el buey deja de tirar la carreta. Poco conviene el exceso de carrete. El toro cornea hasta que su cola sea cortada. No está malo el caldo de cola en Granada. La lunita plateada está cerca. Brecht escribió que Bilbao es la ciudad más hermosa de Europa. Será por la ropa. Lo que la naturaleza no da Salamanca jamás presta sin interés. La ciencia económica tiene su lenguaje. Se te acaba de salir otro pedo. Piensa en Freud. El sexo ha terminado. Ya no nado. Bebí tu piscina sangrienta. El alma ruge. Se calma la voz que clama en el desierto. Despiertos estamos. El cóndor pasa. Suena el timbre. Ah, es ella. No abro. Un ciruelo toca el organillo. Orgullo es mal. Tenías razón. En pedir no hay engaño. Más vale una idea que ninguna. Una chica se te cruzó por la calle. A caballo regalado no se le miran los dientes. Más vale pájaro en mano que cien volando. Tengo el pájaro en la mano. Sólo el amor es fecundo. Abrí la puerta. Una ampolleta está muerta. Cantó el cisne. Nadie sabe para quién chucha trabaja. Te daría rubor tirarte a una pendeja. Échale para arriba y ponle el hombro. Es la hora del aperitivo después del bajativo. Cambió la hora. Ya no hay honra. Dura la penumbra. Es el fi…

Nos da oxígeno. Nos da flores. Sentido de la estacionalidad. Aroma. No soy vegetariano. Pero rindo homenaje a algunas palabras.

 

Comienzo por la palabra arroz.

Sigo con trigo.

Con tomate.

Zanahoria.

Lechuga.

Papa.

Higo.

Cochayuyo.

Hierba.

Yuyo.

Palta.

Ají.

Encina.

Corteza.

Raíz.

Savia.

Rama.

Hoja.

Alcohol.

Tabaco.

Azúcar.

Damasco.

Naranja.

Jugo.

Humus.

Cactus.

Primavera.

Agua.

Canto.

Sombra.

Descanso.

Copihue.

Enredadera.

Boldo.

Sauce.

Eucalipto.

Abeja.

Sol.

Bosque.

Sequía.

Incendio.

Invierno.

Nieve.

Botón.

Tacto.

Amor.

Vid.

Sarmiento.

Medicina.

Veneno.

Leña.

Casa.

Carbón.

Carbonada.

Verde.

Eternidad.

Silencio.

Polen.

Brisa.

Pera.

Desierto.

Vegetal.

No ha vivido quien no ha llegado a vivir después de la soledad como “araña peluda” (Neruda) y de la convivencia la soledad como realidad feliz que en su interior lleva convivencia hasta quizás otra convivencia esta vez exterior e interior. No ha vivido quien no ha vivido un goce de la soledad. No ha vivido quien sólo se contenta por recordar la felicidad pretérita e ignorada de su soledad ignorada en cuanto tal. Sí ha vivido quien más tarde, ya vivida la convivencia, vive su soledad sabiendo que la disfruta ahora mismo y mañana.

 

No es verdad que se nazca en la soledad ni que se muera o viva en ella. La soledad es un sentimiento circunstancial. Ningún ermitaño está solo. Se suele vivir la soledad como dolor en medio de una conversación. Torpeza inevitable y en algún sentido sabia es. No sabemos qué nos pasa. Y solemos dictar frases admonitorias que luego de la euforia no convencen ni siquiera a nuestra más “intima intimidad” (San Agustín).

 

Mi soledad está poblada por ustedes en mí y conmigo aun ficticiamente en ustedes. La ficción es real y en cierto modo ficticia es la realidad. El residuo de la realidad pura también tiene ficción. El centro exacto de la cebolla es real e irreal.

 

Existe un animal marítimo que llamamos medusa. Su transparencia visible hechiza cual alma material a cierta gente. Los incas huyeron del océano hacia la altura. Fuiste picada en la pierna aún infantil por una medusa. Te dolió. Pero poco esa inolvidable vez. No hubo daño mayor. Tuviste la razón al no rascarte. Con la memoria basta. El pez no invade al hombre. El hombre sí al pez. Menos mata en reciprocidad éste que aquél. Sin embargo la naturaleza “se venga” (Engels). El mar gana terreno por acción humana. Seremos anfibios y luego por misterio evolutivo tiburones ancestrales. Mas no tragaremos medusas. Ninguna torre de Babel construiremos ya. El cementerio de los automóviles será roquerío arenoso en la superficie subacuática de este planeta transitorio; de esta medusa.

 

La bola de agua evaporada que encierra al fuego habrá partido diseminada en el aire por el cuarto elemento ya olvidado. Cimabue y tu seréis polvo estelar y sonido de la relatividad. La historia humana no quedará en la memoria divina. Los amores y los odios o la indiferencia de la guerra y de la paz serán polen estéril. No tendrás nombre ni apellido. La abstracción lo será tanto que no existirá. No habrá otra Creación. No maternidad. No estrellas antropocéntricas. No medusas.

Hoy fui invitado a almorzar. En el restaurante, por mí no programado, había un “evento”, por lo cual tras vaivenes de tacos en el populacho oriental de 4×4 terminamos en el ¡Parque Arauco! Fuimos a una cosa llamada El Otro Sitio, de un bullicio insoportable. Y partimos donde un tal Correa, apenas menos “piol”. Un desastre, sin hablar de la vuelta. Por favor, no se me invite a porquerías así del barrio “alto”. Ahí viborean los rotos de la “aristocracia”, clase medialuna entre Zapudo (?) y Zapallar, Cartagena y Santo Domingo, El Quisco y Algarrobo. Todos roteques amargados con hijos drogadictos y -mujeres u hombres- cara de pernil. Más plata o menos plata da igual. La gente en Chile es fea y mal vestida con “tela inglesa”, puta la huevá, qué impresionante. Prefiero comer una empanada en el “Bar del Pobre” andacollino o por la Estación Central que andar en el humo hediondo de estos rotos de mierda en el “mall”. Andan a bocinazos, las niñitas con cintillos y ombligo, las mamitas teñidas de taxi a los ‘50 más su cartera china made in France.

 

Un pisco sour mahoma no más. Mucha gente. Calor. Ambiente yanqui con potos gordos pero grises y no rosados. Mozos gritando y corriendo. Música de vasos y cubiertos. Mis pelotas ya hinchadas. Entrada de tomate con salmón anodino. Larga espera. No se qué de 2º plato, una plateada con papas “salteadas”, no saltadas, aunque en realidad sólo cocidas. Dos copas a 1/3 con litreado “de la casa”. Se les olvidó ofrecer el postre sin duda cagón pero no pedir la propina.

 

Lo único divertido fue el mozo. Tiene -después lo supe- 63, como yo, 5089243-3. Mi invitante le preguntó cuál sería mi edad y él luego de calcularme sentenció, lo juro, ¡“84”! Me cagué sinceramente de la risa, hasta ahora río, y él explicaba su error, diciendo –más risa- que mi vida ha sido seguramente muy vivida… Eso fue lo mejor del almuerzo.

 

Después, la casa. Como ahora. Furioso. La imbecilidad humana es prodigiosa. Resulta que mi invitante al almuerzo del rasquerío vino a hacer pipí, típico, cachai, loco. Me instalé en el PC y esa persona vio después unos papeles míos donde se demostraba que una hija me roba dinero. Puta madre. No me meto en papeles ajenos. Por concepto ningún hijo me roba, sería préstamo, pero no lo ha sido. Estoy furioso. Prefiero que no se me invite a almorzar para esto. Es sábado. Estoy solo. Llamaría a una puta para que me haga cosas ricas. No lo haré. No ya. No más ya. Uf. Mataría.

 

Es la hora de las noticias. Qué me importan. Siempre lo mismo.

La cultura en Chile se coge (o no) a vuelo de pájaro; al lote. Yo tuve una cultura de lujo, es decir pésima, en el Colegio del Verbo Divino, luego en el colegio Notre Dame (menos malo), en seguida hubo a mi pesar pero por docilidad filial la Escuela de Derecho de la Universidad Católica (otra lesera), por “último” París en lo mejor de lo mejor (hasta por ahí no más). Y la cosa sigue. Hasta hoy y hasta después del final.

 

Hubo también la educación familiar (papá y mamá): una especie de Iglesia Católica menos latera. De ella retengo varias cosas (un helado de vainilla por ejemplo) pero en particular la incitación al descubrimiento fascinante de la lectura. Salgari conmigo de niño era lo mejor, aunque también “Martín Rivas”, “El conde de Montecristo”, “Mujercitas” de Alcott, pasajes bíblicos, etc., qué sé yo, no voy a hacer una bibliografía, ¿verdad?

 

Hubo, muy importante, la música “clásica”. Me deleitaba allí (ya escucho casi sólo el silencio con mi discoteca en el cerebro del corazón y así puedo cantar para qué digo qué, mucho).

 

Hubo ser buen arquero, pues exigía valentía y observación panorámica.

 

Hubo la calle, la percepción de la gente, “esto”: la humanidad. Recuerdo que una vez haciendo colecta para la Fundación Mi Casa pinché con alfiler sin quererlo la teta de una vieja para pegarle la estampilla salvadora, ella chilló, tuve ganas de reír pero pedí perdón. Ella comprendió mi inocencia infantil y chao canda’o hasta hoy presente. Tuve allí la sensación inmaculada sobre qué es una teta grande y fofa, “de esa agua no beberé”. La calle era importante para circular por la ciudadanía como un zombi: distraído estando atento al menor detalle.

 

¿La Iglesia? Salvo excepciones, puras tonterías ya, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos amén. Curas crueles, maricones, ignorantes, mentirosos y por respeto a Ratzinger no sigo. Pura huevada.

 

¿Qué más, como fuente de cultura en Chile? La generosidad de la gente pobre. Esto fue inmenso. Como comprender en el otro extremo la fatuidad del dinero y del poder.

 

Y tardes de soledad ante el mar, pronto las intocables minas ricas, la paja, las sorprendentes notas, ya basta de anecdotario absurdo sobre mí.

 

Quiero en el fondo decir que la propia defectuosidad de la educación en sus diversos lugares no dejaba (¿ni deja?) de presentar por su misma esencia provinciana e imitativa una virtud. Chile enseña que no se sabe para dónde uno va. Yo compraba a Kierkegaard sin saber quién puta era, las explicaciones eran insuficientes, me aburría leer a Kant, no entendía ni hueva y lo que entendía me parecía una sarta de huevadas, “El Muro” de Sartre me asqueaba, el cine me apasionaba pero menos que estar haciendo la cimarra,… en fin, de todo esto charquicán crudo e improvisado ¿qué salió, para que más tarde un distinguido intelectual francés escribiese ante mi extrañeza sobre mi “inmensa cultura”, cresta? Salió una impulsiva disposición a la acción con mucha reserva intelectual. Parece que la frase anterior es para el bronce pero sigo. En eso consistiría mucho la cultura chilena, que podría tener un poco menos de estupidez y mejor sería.

 

Haga c/u su examen de conciencia a este respecto. Nuestro país tiene la forma geopolítica de un fideo. ¡Pero cuidado! Ya, sigue tú, me aburrí.

 

N.B. (para ignorantes, “nota bene”, sale elegante, mejor que P.S. sin Lagos): de esa incertidumbre, de esa conciencia sobre la carencia propia, de ese extravío en la biblioteca universal, de esa curiosidad escéptica ante las recetas, de advertir que los sabios solían estar huecos con palabrerías insignificantes, de ver la carne hecha relatividad restringida, de odiar para mí el plagio, de ser Chileno vestido en ripley, del pichuncho, de no querer una vida en Tokio o Las Vegas, de observar con cuidado, de mirarse a los ojos sin mayor problema, de cagarse en la “cultura”, de todo eso y de más que esto nace nuestra misteriosa y grande cultura chilenita, con la banderita tricolor.

Quiero profundizar (?) algo ya indicado en A.I. Me refiero a esa frase de Cristo clavado en la cruz, moribundo: “Perdónalos, Señor, no saben lo que hacen”. La frase no cesa de darme vueltas: si hubiésemos sabido lo que hacíamos, ¿no correspondería en justicia divina, “infinitamente misericordiosa” salvo cuando se reniega del Espíritu Santo o Paracleto (cf. Juan, creo), que fuéramos perdonadoªs?

 

Releo la frase evangélica. Subentiendo un “porque” después de la 2ª coma (,). “Discurso indirecto”, decía Bakthine. ¿O no? Sí. De todos modos, la cuestión está planteada, con o sin “porque”. La coma (,) aludida es elocuente. Existiría una causalidad retroactiva entre la ignorancia del mal que se está ejecutando y ser perdonado. El perdón va para los imbéciles (“juntemos rabia”, “1 2 3 Vietnam”), pero en consecuencia para los sabios ¿no?, no (“el fin justifica los medios”, “miente, siempre algo queda” de Goering y no de “un comunista” como dijo alguien por ahí, Goering ese travesti sorprendido por Speer según éste). Comprendo y no comprendo.

 

Si cometo un crimen propio de un guatón Romo o de un Mamo plenamente conscientes, podría no ser digno de perdón, aunque quién sabe, yo sin ser Dios perdonaría y perdono sin autoridad pero sí de corazón, al igual que habiendo juntado rabia “perdono en atención a ustedes” (cf. 2 Co. 2, creo) las traiciones de Lagos o de Olavarría (y mías). Mas soy de inmediato perdonado si cometí el crimen en perfecta inocencia y viendo en mi mal el bien (“el preso Nº 9” o el “loco piantao”). Comprendo aproximadamente eso. Sólo aproximadamente.

 

Pues si violo ingenuamente a mi nieta de siete años las condiciones están reunidas para seguir con esas cosquillas durante años hasta matarla embarazada por “amor” y sin ninguna capacidad de arrepentimiento ni por tanto de rectificación, ¿cachai loco?, mientras si lo hago con premeditación y alevosía, frío cual un Maquiavelo, puedo en principio adquirir conciencia de mi maldad allí actualizada, arrepentirme, pedir perdón y rectificar; sea o no perdonado, mas perdonado al menos por Dios y quizás por mí (“comprender el mal es ya haberlo perdonado”, cf. Vladimir Jankélévitch, tremenda frase, como ésta también suya, “el perdón perdona incluso lo imperdonable”, y eso que este filósofo francés era de origen judío, al igual que George Steiner, “sin Holocausto, ningún Israel”, ¿bendito Holocausto para “el pueblo elegido”?).

 

El asunto sin fanatismo es como siempre complejo. Quedan ansias de venganza en el perdón ya acordado. Queda una potencialidad de haber perdonado en el rencor ya exitosamente ejecutado. ¿Quién se perdona del todo a sí mismo? Si lo hace, ¿no se condena aún más, “todos empezaron a retroceder, primero lo más viejos y luego los más jóvenes” y ni siquiera Jesús lanzó entonces la primera piedra, “libre de culpa” (?), antes de escribir sincrónicamente y por una sola vez con el dedo en el suelo palabras escondidas por su inminente sandalia al lado del pozo, quizás “juntémonos a las 8 pm. en mi pocilga, samaritana adúltera”?

 

Complejo sería el asunto del perdón (cf. en A.I. mi texto publicado por “Estudios Públicos”). El perdón avanza y retrocede. Ayer sí, hoy no. Otelo llora y se suicida. Desdémona simulaba estar muerta bajo el cojín. Todo por un pañuelo. Iago se le acerca y al lado del cadáver negro hace a ella el amor tal cual ella quería. Complejo es el asunto de los orgasmos en la sensación de la muerte.

 

Pero al mismo tiempo facilísimo resulta perdonar. Basta para ello cagarse en la diferencia. Una traición más, una traición menos, ¿qué importa? Al mundo nada le importa, gira. ¿Son acaso envidiosos los ratones? La vida sigue igual. Que el mundo es una porquería, ya lo sé, y qué. Así es la cosa, Juana la Rosa. Contentaºs, Señor, contentas. A la raja el resto. Fueron tonterías, con “la esperanza esa puta vestida de verde” según Cortázar. La puta que me parió. Me cago en la mar serena. Perdono lo que venga, por anticipado, me da igual, Dios es ya indiferente a la humanidad, la “Buena Nueva” no sirvió de nada, puro hueveo, Diógenes tenía razón.

 

Claro, es una posición real y sin embargo en sí misma muchas veces contradicha, se lo nota en tus arrugas, en las canas teñidas, en el “rouge”, en el bastón de la agonía ya

 

*

*  *

 

Texto inconcluso que se había extraviado por milagro recién aparecido y que quizás otra vez releería y continuaría, no sé, por ahora tengo otra cosa en mente, a ella voy. Ignoro qué título pondré a esto, de arriba. Al lote, le pondré entonces justamente “de arriba”, aunque tal vez estas dos palabras nada tengan que con el asunto, si “asunto” hay.

 

Siempre hay asunto y relación. Un beso de alba a todos.

Sí, sobre Ud. Y malos. Son pues rechazadas sus proposiciones. La gente necesita estar tranquila. La paz aburre pero mata a mediano plazo. Se requiere pasear al inicio del otoño. No toque. Limítese a hablar en silencio por letras de correo electrónico. Así hace bien. Las palabras aun hirientes pueden ser relativizadas y por esto dan finalmente lo mismo, constituyendo una causa de diversión pronto olvidada, hasta las siguientes, porque gusta a Ud. expresarse y cree en la lectura sobre sí. Tiene la impresión que una contabilidad de audiencia carece de simulación. Ingenua es su crueldad. Nadie le escucha ya. Ud. improvisa frases que supone brillantes ante la sordez. Se ha enajenado el sentimiento de la compasión. A una hormiga es indiferente por su edad. Sin hablar de un huemul. La muerte está en el espejo de su mirada. Tosa. Trague la mucosidad pulmonar. Sea fiel a su ineluctable ostracismo. Ría de la situación en que se halla. Una risa es anodina, ni pena da. Ser olvidado, le escribo sin saber a quién. La rosa de los vientos ya pasó. Nada urge. Resucite cual un demonio más. El Arcángel San Miguel, guerrero, lo aplastará otra vez. Dios vence al dragón en la plaza al lado del río. Hay antecedentes sobre Ud., persona non grata. Rechazo verle. La Historia es movimientos efímeros, o sea, nada. Creí amarle. Por testimonios auriculares ello dejó de ser. No importa que una nube llena llene su corazón. Más le valdría ponerse un jean que otro gin. Échese. El “es” cría a la tortura. La tortuga ganó la carrera pero la liebre hizo siesta. La fiesta estuvo en el sueño. Soy su dueño, Eva. Hay antecedentes.

 

– ¿Cuáles?

         ¿Es verdad que Ud. coimeó?

         Sí.

         Déjeme encender la grabadora. Ya. ¿Es verdad que Ud. coimeó?

         No.

         ¡Me acaba de decir que sí!

         ¿Dónde?, pruébelo.

         La gente confía en mí.

         Yo no soy entonces gente.

         No se haga el gracioso, estoy hablando de $ 2.300.000.000.-

         Hable, escucho.

         Es mucha plata.

         ¿Qué?

         Eso.

         Ah.

         ¡Es dinero de todos los chilenos!

         Y a mí qué.

         Ya no necesito registrarlo.

         No. Rico estuvo.

         Tengo mis pruebas con lo de “off the job” por el satélite.

         Muestre.

         Mire.

         No veo.

         Lea, es una copia.

         Si no quiero no leo.

         Haré pública esta grabación.

         ¿Qué he dicho?

         Que había coimeado por el asunto del satélite.

         ¿Y dónde estaría supuestamente el dinero?, mire mi corbata.

         Los sinvergüenzas siempre se disimulan viviendo modestamente.

         Y entonces, ¿para qué?

         Por la tranquilidad.

         Comprendo.

         ¡Confesó!

         Ya.

         Ud. me provoca.

         Cierre las piernas.

         Off the Job.

         No cacho.

         Estoy perdiendo el tiempo.

         Pensando, hasta cuando.

         No pasarán los días.

         Retírese.

         Écheme, golpéeme, todo está siendo grabado.

         Grite. Ésta es mi casa.

         Ud. está en prisión preventiva, señor.

         Como todo el mundo.

         No se me haga el intelectual, soy fiscal de garantía.

         Periodista cagona.

         Ha cometido desacato ante la autoridad.

         Muéstreme el carnet.

         Tome.

         ¿Ve que soy yo quien mando? ¡Acuéstese!

         ¿Está loco? ¡Gendarmes!

         No hay gendarmes.

         ¿Desnuda? ¿Qué pasa con la grabadora? ¿Estoy en su consulta?

         Ya pagó.

         Coimero. Hasta la próxima semana.

         Nica. Estaré en Los Vilos.

         Vamos juntos.

         Con video.

         OTJ.

         Dale con que va a llover.

         A lo sumo habrá neblina.

         ¿Meteoróloga además?, vístase.

         Me gusta ser mirada así, sin ropa.

         ¿Por qué?

         No pregunte tanto, venga, yo lo desvisto.

         Ud. cambia fácilmente, entró aquí tratándome de coimero.

         Tengo ganas.

         ¿Qué ocurre con su marido, señora fiscal y periodista?

         No se lo diré, venga, ¿ve?

         Sí.

         OTJ.

         La cárcel.

         La reja.

         El gendarme.

         Coimeémoslo.

         Grabado está.

         Hijo de puta.

         Aquí se apaga el deseo.

         Maricón.

         La celda es hermafrodita.

         ¿Cuánto robaste, mierda?

         No me tutee.

         Perdón.

         Fui coimero, sí.

         ¿De la Concertación?

         Se me olvidó.

         Puta madre, cuanto jode Ud.

         No diga garabatos.

         Rásqueme la espalda, pica.

         Me como las uñas.

         Ay…, sí, sí, ¡sí!

         Típico.

         ¿Vamos a la playa?

         Uf. Bien.

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