Quiero sin ser pretencioso ayudarte de manera práctica es decir también espiritual para que salgas en parte de tu sufrimiento y para esto llamo a Cristo. Quiero que renazca dentro de ti y para nosotros una disposición a la alegría en la pesadumbre de la emoción por tu vida tranquilizada por la repercusión acariciadora de su más allá. Quiero que la fe inunde tu alma como el agua dulce a una persona en naufragio que brota cual sol florido del mar en la montaña. Quiero que la poesía no te sea poesía sino pecho inflado de amor. Quiero con atrevimiento acompañarte de tumba a tumba y a tumba en tumbo a tumbo. Quiero que la caída sea la risa en las dunas al atardecer de la esperanza en pleno universo. Quiero que te sientas querida sin olvidar ni un momento y por naturalidad que estás siendo querida. Quiero que te despreocupes de todo lo prescindible en la calma accesible de tu vientre vaciado ya de malos olores y dolores. Quiero que te aceptes tal cual eres sin recriminación alguna. Quiero que el fango de tus pecados sigan transformándose en fuente maravillada para el crecimiento de la flor del loto esparcida por la confirmación de tu bautismo. Quiero la percepción tuya de tus hijos como regalo en el misterio insondable de la nocturnidad. Quiero que los veas como una maldición sonriente de la vida a la muerte así extinguida por obra de un milagro que te enloquece de felicidad. Quiero que seas una escultura diamantina en movimiento y en danza por la cultura humana. Quiero que duermas como un angelito presto al nuevo despertar. Quiero que tu cansancio se constituya en prueba judicial de estar para siempre y a tu pesar gozoso viva. Te queremos. Te queremos viva de vida como la vid aún no fermentada y en sarmientos que dibujan al cielo. Quiero tu furia cual alegoría de la música de Dios y de su cólera. Quiero el nido de pájaros en tu pelo. Quiero el pez de la huella en tus pisadas. Quiero tu endulzamiento amoroso del cual nadie ni nada te priva. Quiero el viento que recorre tu cuerpo sin musitar más palabra que tú yendo. Quiero tu comprensión de la economía en definitiva serenidad. Quiero lo que olvido queriendo para ti. Quiero más que tú. Quiero en ese más a ti. Quiero como te va constando aquí que quiero, que yo quiero y que no mucho es lo que quiero. Quiero contribuir a que por Dios en nosotros te quieras. Quiero dormir y enviarte esto con copia para ti y sin ensombrecer para la amaneciente incertidumbre que te descansa. Esto y mucho más que esto es en lo que a ti respecta queremos y quiero. A Dios sin falsía gracias doy por ti. A él y a la Virgen María con María Magdalena que están aquí. A toda esta compañía lúgubre del camino al amor gracias doy. Me gusta agradecer.